Atlético de Madrid | La intrahistoria
Antoine Griezmann y Fernando Torres, amigos para siempre
El español se ha convertido en uno de los mejores amigos que el atacante francés tiene en la plantilla.Hace poco, El Niño le presentó al galo a su peluquero.
Cada vez que juegan juntos se ve que hay una conexión muy especial entre Antoine Griezmann y Fernando Torres en el césped. Francés y madrileño se entienden, se complementan con mucha naturalidad. Y, por supuesto, no existe competencia entre ellos. Pues, más allá del hecho averiguado de que los grandes futbolistas se encuentran fácilmente, la razón de su “buen rollo” futbolístico proviene también de su “buen rollo” personal.
Resulta que, desde su vuelta al Atlético de Madrid en el pasado mes de enero, el delantero español se ha convertido en uno de los mejores amigos que el atacante francés tiene en la plantilla rojiblanca. Una amistad que surgió como tienen que surgir las amistades de verdad: porque sí… El feeling entre ambos fue automático y se ven muy a menudo también fuera del campo.
De hecho, hace poco, Torres le presentó su peluquero a Griezmann. Cierto es que los dos comparten cierto gusto por los cortes de pelo atrevidos, diferentes y cambiantes. Además, como ambos residen en la misma zona residencial en Madrid, es muy frecuente que vayan juntos al entrenamiento. A veces es Griezmann quien recoge a Torres. A veces es Torres quien recoge a Griezmann. Uno por otro, son muchos los días en los que comparten coche para ir al entrenamiento del equipo en la ciudad deportiva del Cerro del Espino (Majadahonda).
Cuando era niño y jugaba a fútbol con sus amigos en las calles de Macon, Griezmann imitaba la celebración de Torres cada vez que marcaba un gol. Ahora el fútbol ha unido sus caminos y se han convertido en dos colegas que lo pasan bien juntos… Una gran suerte para el exjugador de la Real Sociedad que, con Torres, tiene al mejor guía posible para entender mejor lo que es el Atlético y convertirse en colchonero cien por cien. Con un amigo como El Niño, el francés no podía haber caído mejor.