Castigos blanditos

Castigos blanditos

Si a los futbolistas hay que recordarles cómo deben comportarse, algo está fallando en el vestuario del Real Madrid. Yo me alineo con Roberto Carlos: el comportamiento intachable se presupone. Quien no mantenga una compostura dentro y fuera del campo se atendrá a unas consecuencias proporcionales a la cuantía de su contrato. Nada de igualar por raseros blanditos.

Suena a broma pesada que la plantilla firme automultas, propias de un equipo de regional. Si un tipo que gana mil millones limpios al año se autoexpulsa por una niñería, el perjuicio para el club es diez veces superior a 75.000 pesetas. Es de cajón. Igual que las primas por los éxitos son desorbitadas, los castigos por imprudencias contra el escudo madridista tendrían que ser de campanada. Vamos, que a los mineros de Asturias no les dejan ponerse la sanción cuando un día tienen pereza para bajar al hoyo. Saben lo que les espera si no hincan el pico.