Euroalivio

Liga de Campeones | Real Madrid 4 - Lokomotiv 0

Euroalivio

Euroalivio

El Madrid derrumbó al Lokomotiv con un gran trabajo colectivo y la brillantez de Roberto Carlos, Raúl y Makelele.

El partido era para "roerlo despacito hasta comerlo enterito". El Lokomotiv fue cayendo ahogado lentamente en su inferioridad, rendido sin condiciones a la calidad muy superior del Real Madrid. Los rusos dieron cuatro o cinco coletazos para justificar su presencia en la Champions League, pero su capacidad global no provocó la menor admiración en el espectador. Tenía que morir y murió frente a un equipo blanco crecido ante las adversidades, aún entero y constante a pesar de la crisis sobre la que sobrevuela con peligro de caída inminente.

El partido no se resolvió pronto. Tuvo su historia de intriga. El Madrid apareció con una artillería novata. Munitis era el nueve más bajito de la historia de los nueves y Savio, por el carril, con la responsabilidad de hacer algo grande de una vez. El brasileño perfiló cosas, quiso ganarse la banda con ahínco, pero siempre se queda a un paso de cuajar gran faena. El gol que cerró la cuenta sirvió para mejorar su nota final.

Decíamos que sin ariete y con Raúl cogido con alfileres el Madrid era una auténtica incógnita. Afortunadamente, el Lokomotiv desperdició una manojo de oportunidades fabricadas todas por Obiorah, un delantero peleón, rápido e incisivo. Tuvo en jaque a Hierro con sus arrancadas y sólo Karanka supo ponerle topes. Por fortuna y sin que nadie conozca una razón lógica, en el minuto 60 el técnico Yuri Semin le mandó a la ducha. Un alivio que se dejó notar en el equilibrio emocional madridista hasta el final del choque.

El doble pivote de Makelele y Flavio dio una gran entereza al Madrid desde el principio. Sobre todo el francés se fajó de maravilla, mejor que nunca podríamos decir, robando y liquidando balones en tierra de nadie. Con esta solvencia debería ser el acompañante indiscutible de Zidane en la doble pareja de la medular. Si los rusos no pudieron mantener su presión fue, seguramente, por el buen partido de los dos hombres que se situaron como puente entre la defensa y el ataque blanco.

Hasta cinco ocasiones de gol construyó el Madrid antes de romper la igualdad en el marcador en una acción relámpago de Raúl y Munitis. Lo hizo por tesón, por insistencia y la mayoría de las veces utilizando a Roberto Carlos como cuchillo de monte. El lateral es un portento. Cuando está a gusto, cuando se siente fresco de piernas y de cabeza, no hay en el mundo un 3 de su categoría. Desde el principio levantó la cabeza y metió pólvora a su zurda reivindicando su condición de crack. Culminó la noche con un golazo sensacional con el que puso en pie al Bernabéu. Merece una silla en la próxima mesa de capitanes...

El Lokomotiv se fue al descanso con el meta Nigmatulin en figura y eso era mala señal para los rusos. El Euromadrid era dueño del partido, acaso sin dulcificar su fútbol, escaso de estética, pero cargado de intención. Raúl fue listo metiéndose entre líneas, a lo Zidane pero más práctico, y llevó la manija de maravilla. El revoltoso Munitis provocó un penalti que fue la rendición rusa al convertirlo Figo. Después llegó la parte orquestal del partido. Todo era música celestial y hasta dio tiempo para hacer cambios para la galería. Del Bosque estuvo listo porque hacía falta recobrar la comunión con el público. Este Madrid es el esperado.