Como estaba previsto, el orden de salida ha perjudicado a Carlos Sainz en el Rally de Nueva Zelanda. Ser tercero sobre los tramos plagados de gravilla no le ha ayudado nada, y por ello ha perdido un puesto, aunque el último día intentará por lo menos recuperar una posición para subirse al podio. Richard Burns es el nuevo líder, y Tommi Makinen sigue fuera de los puntos.

El hecho demostrativo de que el orden de salida es determinante en las antípodas ha sido el primer tramo. En la especial de Ararua, de 59 kilómetros, la más larga del Mundial, Burns ha pasado de la novena a la primera plaza, que ya no ha dejado de ocupar hasta el final.

En ese mismo tramo, los dos pilotos de Peugeot, Marcus Gronholm (que partía segundo) y Harri Rovanpera, que salía duodécimo, se han visto separados por más de un minuto, o lo que es lo mismo, más de un segundo por kilómetro.

Y con esas circunstancias Sainz poco o nada ha podido hacer desde su tercera plaza, en la que iba limpiando la gravilla a los de atrás. Pero su diferencia con Rovanpera no es definitiva y aún pude recuperar un puesto, sobre todo si no llueve y el factor limpieza sigue afectando al orden de salida. El problema es que la última jornada es más corta y los tramos se repiten, por lo que ya están bastante limpios.

El mayor consuelo para el madrileño es que el líder de la contienda, Makinen, tiene imposible cosechar un solo punto. Ahora sólo resta esperar que el segundo, Colin McRae, se vuelva loco por intentar cazar a su compatriota Burns, y meta la pata, y que Sainz dé caza a Rovanpera. Como soñar es gratis, de esa manera se recolocaría en la lucha por el título, algo necesario ante dos citas adversas en asfalto, San Remo y Córcega, como próximas pruebas puntuables.