ACB: menos españoles que nunca

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ACB: menos españoles que nunca

ACB: menos españoles que nunca

Los clubes apuestan por el jugador extranjero y sólo fichan a los mejores nacionales. Es una tendencia que va a más cada temporada. Así, en la presente, hay 122 nacionales y hasta 74 foráneos.

El jugador español es una especie en extinción. Lo comentó el seleccionador español, Javier Imbroda, nada más acceder al cargo. Medio en broma, medio en serio, pero con argumento. Los resultados de las selecciones españolas este verano hablan de la calidad del producto nacional, pero las plantillas de los clubes dicen otra cosa. Este año habrá menos jugadores españoles que nunca en la ACB. Por un escaso margen, pero ahí está el dato. Sumando equipo por equipo nos encontramos con 122 españoles y 74 extranjeros (38 comunitarios, es decir jugadores con pasaporte de la Unión Europea, y el resto, 36 extracomunitarios, con predominio de estadounidenses). Esta situación no es coyuntural, responde a una tendencia. En las tres temporadas anteriores el número de españoles en las plantillas de los clubes ACB ha ido descendiendo paulatinamente. Es más, hace tres temporadas, en el inicio de la 98-99, la cifra llegaba a 134; con un valor añadido, fue la última en la que se permitió hasta tres extracomunitarios por conjunto. Ahora, sólo se aceptan dos.

Este verano hubo polémica, negociaciones y, finalmente, desacuerdo. Todo estéril. Fue la secuela de la llegada hace un año de los comunitarios B, que, a falta de la solución del caso Timinskas, han desaparecido de la Liga. Son jugadores europeos cuyos países, a pesar de no pertenecer a la Unión Europea (UE), tienen firmados acuerdos de asociación con ella. Eran o son la anticipación de la libre circulación de jugadores por toda Europa (junto a los de la UE, también croatas, rusos, yugoslavos...), que ya ha aceptado la Euroliga, la máxima competición continental. Quizá, suponga sacrificar nacionales para ganar en calidad. Clubes (ACB), Federación (FEB) y sindicato de jugadores (ABP) se sentaron a dialogar para acercar posturas. La FEB y la ABP defendían al jugador de casa. Los clubes trataban de acercarse a la libre circulación continental para ser competitivos en Europa. Estos, a cambio de contar con tres jugadores europeos, ofrecían un mínimo de seis españoles (en ese cupo incluían a los comunitarios arraigados en España: Struelens, Foirest, Digbeu...). Al final, todo quedó como estaba, sin pacto. Dos extranjeros y jugadores de la UE -incluidos los españoles- a discreción.

A partir de ahí, los equipos con más presupuesto retuvieron o ficharon a las perlas nacionales (Paraíso, Kornegay, Felipe) y apuntalaron sus plantillas con los mejores comunitarios disponibles, aunque su pasaporte de la UE fuera de rebote. Por poner un ejemplo, el Real Madrid buscaba dos pívots y un alero. Al verse obligado a cubrir su cupo de extracomunitarios con Tabak (croata) y Djordjevic (yugoslavo) -en lugar de los americanos previstos- fichó a otros dos yugoslavos (Tarlac y Vukcevic), cuidándose antes de que tuvieran pasaporte comunitario, griego en ambos casos. No había españoles de ese nivel y no se ficharon.

La temporada han empezado con follón. El Tau pleitea por conseguir que se acepta al lituano Timinskas como comunitario, al menos hasta que un juez anule la decisión de un juzgado de lo social de Vitoria. El resto, es calma hasta que llegue de nuevo la tempestad. La ACB no cejará en su propósito: "La apertura de fronteras -habla Esther Queraltó, su secretaria general- se ha impuesto. Es una realidad y quien no la acepte quedará desfasado, como nos pasa este año a los clubes en las competiciones europeas. Con los extranjeros que hay en la ACB se ha formado la que quizá sea la mejor generación de jugadores españoles de todos los tiempos".