Blindaje olímpico contra el terrorismo

Olimpismo | Ataques terroristas

Blindaje olímpico contra el terrorismo

Blindaje olímpico contra el terrorismo

A menos de cuatro meses para el inicio de los Juegos de Invierno de Salt Lake City la seguridad se ha reforzado espectacularmente.

Cuatro jinetes del Apocalipsis galopan camino de los Juegos Olímpicos de Invierno de Salt Lake City, en Estados Unidos, que se disputarán entre el 8 y el 24 de febrero. Hay miedo a un ataque de pilotos suicidas en la ceremonia inaugural, a terrible imagen y semejanza de lo que ocurrió en las Torres Gemelas hace un mes y dos días. Existe el temor de que terroristas suicidas se inmolen en las sedes olímpicas y de paso causen numerosas bajas entre deportistas o espectadores.

Hay psicosis (ya, hoy mismo) a un ataque químico o bacteriológico contra los suministros de agua a la ciudad. Se teme, en fin, una agresión atmosférica de este mismo tipo, que podría causar cientos o miles de muertos. Una pesadilla. Pero tras lo visto el 11 de septiembre, todo parece posible en la escalada de la locura.

Mitt Rommey, presidente del Comité Organizador de los Juegos de Salt Lake City, ha conseguido que las autoridades federales norteamericanas incrementen sustancialmente su presupuesto de seguridad. No necesitó muchos argumentos para convencer a John Ashcroft, secretario de Estado de Justicia, y a Robert Mueller, director del FBI, de que eran necesarios muchos más medios en momentos cruciales como los que se están viviendo y como los que se esperan. El presupuesto pasará de 200 a 240 millones de dólares, es decir, de 36.800 millones de pesetas a 44.220. Y no se descartan posibles nuevos incrementos en el futuro.

También aumentará drásticamente el número de agentes de policía, FBI y Guardia Nacional encargados de la seguridad, y se pondrán en marcha procedimientos de vigilancia nuevos, que no han sido explicados por razones obvias.

Ya había conciencia de que las medidas de seguridad tendrían que ser muy meticulosas, porque nadie quería que se repitiera algo parecido al atentado de los Juegos de Atlanta 1996, cuando una explosión en el Parque Olímpico mató a una persona e, indirectamente a otra: un periodista de la televisión turca que sufrió un infarto instantes después del atentado, cuando corría en busca de su cámara. Ahora, tras el ataque del 11 de septiembre, no se escatimará en medidas policiales.

Y ya se ha hablado, aunque muy tímidamente, de la eventualidad de una posible suspensión de los Juegos por motivos de seguridad. "La decisión no la podría tomar yo, sino el conjunto de los miembros del COI", ha apuntado Jacques Rogge en la prensa norteamericana.