El banquillo castiga al corazón

Fútbol | Reportaje

El banquillo castiga al corazón

El banquillo castiga al corazón

Reuters

Los médicos coinciden en que los entrenadores están fuertemente expuestos a crisis cardiacas, aunque su buena forma física aminora la cifra de infartos.

Liverpool-Leeds, fin de semana pasado. Gerard Houllier, técnico de los reds, arenga a sus jugadores en el descanso de un partido que iban perdiendo 0-1. Minutos después comienza a sentir un fuerte dolor en el pecho. Luego vendrían once horas de operación a corazón abierto para corregir la disección de aorta que padecía el francés. "Curiosamente, comenté con él que este tipo de partidos no son buenos para la salud", contaba después David O´Leary, entrenador del Leeds. A Houllier le pudo la presión.

"El fútbol se ha convertido en un drama. Vives un estrés continuo. El accidente de Houllier no me sorprende porque, incluso si ganas, tienes a la mitad de tu equipo que te critica porque no ha jugado". Así describía después Michel Platini el día a día de cientos de entrenadores. Una tensión que le ha costado la vida a más de uno en pleno partido, como al escocés Jock Stein o al uruguayo Pulpa Echamendi.

Enrique González Ruano, cardiólogo y jefe de los servicios médicos de la Federación Española de Fútbol, tiene claro que la de entrenador es una profesión estresante y que los técnicos "son propicios a padecer alguna cardiopatía". "El día del partido es un caos. Se produce un temor indefinido y una sensación de inseguridad que provoca la segregación de adrenalina. Esta hormona es la que puede producir un espasmo coronario, un factor más que contribuye a acelerar la angina de pecho o el infarto". Por eso, algunos especialistas recomiendan a los técnicos que tomen durante los partidos algún betabloqueador, un fármaco que reduce el nivel de adrenalina.

"Viven en tensión. Sólo piensan en el fútbol, pero son pocos los infartos que se dan para la tensión tan grande a la que están sometidos. El índice es menor al de otros segmentos de población porque suelen tener una vida sana", puntualiza José González, presidente de la Asociación Española de Médicos de Equipos de Fútbol. El banquillo no es una silla eléctrica, pero sí suministra poco a poco pequeñas descargas que van debilitando al corazón.