De repente parecen Zidane y diez más

De repente parecen Zidane y diez más

Usted y yo hemos visto noches mejores. Seguro. El partido deja al Madrid campeón en firme de grupo a falta de una jornada, lo que no está nada mal. Permitió además la reaparición de Helguera, que le va a venir al equipo como un vaso de agua a un peatón en el desierto. Pero renueva todas las dudas. ¿Volveremos a ver al gran Figo pronto, tarde o nunca? ¿Cuándo recuperará Raúl el gol? ¿Qué mal bicho le ha picado a Morientes? ¿Qué pasa si Roberto Carlos empieza a lesionarse con frecuencia? ¿Tiene Del Bosque un plan o actúa por corazonadas?

Menos mal que el Roma, y siento decir esto para la legión de admiradores de Capello, es un pequeño desperdicio. Ahí hay jugadores para hacer mucho más que lo que hace: esperar, trabar, especular y confiar en un contraataque. Ahí hay jugadores buenos, que merecerían la suerte de caer en mejores manos. Ante este Madrid que sale al campo a colgarse de Zidane y a ver qué pasa, ante este Madrid sin fraguar, el Roma bien hubiera podido solazarse anoche con un resultado brillante. Pero Capello es de los que si pueden ganar por medio gol, firman. Por eso empató.

Total: campeón de grupo y mañana será otro día. Mientras vuelve Figo, mientras Morientes recupera el punto, mientras Raúl recobra el tino y mientras Del Bosque sigue barajando sus dudas, al menos (o nada menos) está ahí Zidane. Su empaque, su participación y su compromiso le están convirtiendo a toda prisa en el líder de este equipo, en el que al principio parecía producir un impacto ecológico negativo. De repente se ha dado la vuelta a todo. La cosa ya no es dónde poner a Zidane. Su figura crece mientras las otras menguan. Ahora parecen Zidane y diez más.