Chechu Rojo tendrá que continuar con lo puesto hasta final de temporada, porque el Zaragoza no acudirá al mercado de diciembre por primera vez en ocho años. Después de los 4.150 millones de pesetas invertidos en el proyecto de la campaña 2001-02, el presidente Alfonso Solans ha cerrado el grifo definitivamente. Incluso si las nacionalizaciones de Acuña o Rebosio no llegan a tiempo, alguno de los extranjeros (Esquerdinha o Bilic) cederá su ficha a Drulic. Las novedades invernales se agotarán con el yugoslavo, que confía en debutar en enero.

La decisión está tomada y ni aunque Jamelli, que busca con urgencia una salida del club, llegue con una oferta atractiva, Solans reconsiderará su postura. Si el equipo hubiese continuado al menos en la UEFA, el Zaragoza se hubiera planteado sustituir al brasileño, pero en las circunstancias actuales, al disputar sólo una competición, no habrá incorporaciones. Por lo tanto, esta vez no habrá compras de Navidad y aunque la entidad asume como lógico el deseo de Jamelli de cambiar de aires, difícilmente aceptará que vaya a un equipo español, lo que complica mucho un acuerdo para su salida.

Por su parte, el brasileño, que mantiene un soterrado enfrentamiento con Chechu Rojo, asegura que dispone de una suculenta oferta de Italia, pero hasta el club no ha llegado todavía ninguna noticia. Es más, el delantero ha cambiado recientemente de representante (el español José María Orobitg) y los rectores de la entidad se han enterado por terceras personas.