¿Qué está pasando aquí, dónde meten ustedes a sus atletas, qué hacen...?", preguntaban algunos enviados especiales ingleses, abatidos y sospechosos. Los ingleses conspiraban en cuchicheos con los alemanes quizá por primera vez desde que Hitler bombardeara Londres. No era para menos: España, la selección española de atletismo había atomizado al resto del continente en Viena en un sábado eléctrico, con ocho medallas para la historia.
España tenía su récord de medallas europeas bajo techo en cinco, lo que llegó a ocurrir hasta cinco veces. Las ocho medallas de Viena, en una sola jornada memorable, adjuntan explosiones de calidad como el doble récord de España del titán de León, Manuel Martínez, en peso (20.95 y 21.26).
Saltos. Vimos los mejores saltos en toda la vida del rapidísimo Raúl Fernández para agarrar el oro en longitud... con la alegre escolta plateada de la resurrección deportiva del avilesino Yago Lamela. Y salió exótico el récord de España de Glory Alozie, la hermanita nigeriana que le ha salido a Niurka Montalvo en Valencia, rumbo al oro en 60 vallas: 7.84.
Hasta aquí, cuatro medallas. La mitad... sin las balas rojas: los fondistas españoles, los etíopes de Europa. ¿Europa? Alberto García (Vallecas, Madrid), Antonio D.J. Pentinel, Penti (murciano, recriado en Sevilla...) y Jesús España ("insistid en que soy de Valdemoro, no de Pinto") coparon el podio de 3.000, dejando un rinconcillo de bronce para el inglés Mayock, que compartió tiempo y medallas con España-España, que cazó al inglés encima de la meta".
Queda Higuero, de Aranda de Duero, plata en 1.500 tras el campeón mundial bajo techo, Rui Silva. Ocho medallas, líderes, el doble que Rusia en una sola jornada. ¿España? Sí, la ancestral España de Gorostiza y Haro, en el siglo XXI: balas rojas.
