Lo acaecido en los aledaños de La Romareda una vez concluido el partido ante el Celta fue muy grave.

Dios quiera que esto se olvide. Parece una guerra. Si se resquebraja la unidad entre afición, jugadores y directivos, esto será ya el final.

¿Cómo se encuentra en estos momentos el presidente del Zaragoza?

A duras penas puedo hablar todavía. Reconozco que durante varios momentos de la tarde del domingo sí que estuve a punto de llorar.

¿Qué determinaciones piensa adoptar en estos momentos tan duros para el equipo?

Yo estoy aquí, en el Real Zaragoza por ilusión. Y si te la quitan, ¿qué te queda?

La unidad parece desintegrarse...

El Zaragoza es una mesa que la sostienen tres patas: la afición, los jugadores y los directivos o gestores del club. Si falla una de esas patas, la mesa se va abajo.

Lo peor, por tanto, no fue ya el resultado cosechado ante el Celta, sino lo sucedido posteriormente con la afición...

Ha sido muy malo perder frente al Celta de Vigo. Es malo que estemos a un paso de la Segunda. Pero es horroroso ver el enfrentamiento de la afición con los jugadores. Es el momento de estar unidos.

¿Piensa que la afición tiene razón en sus protestas?

Yo no digo que los aficionados no tengan razón. La tienen. Pero todo esto me entristece profundamente. Me encuentro mal, verdaderamente mal. Debemos estar unidos.

¿Qué les dice a los futbolistas en estos momentos?

Nada más terminar un partido, no era momento de hacer reproches a los futbolistas. Ellos también han sentido la derrota. Creo que en esos instantes hay que tratar de ser comprensivos. Hay que confiar en ellos, porque todavía debemos seguir en la lucha.

Todavía queda Villarreal...

A Villarreal acudiremos con posibilidades matemáticas de permanencia. Debemos de pelearlas. Si ese día nos vamos definitivamente a Segunda División, deberemos hacer frente a las consecuencias. Pero hasta entonces tenemos que intentarlo. 

¿Entiende qué es lo que ha podido pasar este año?

No hay explicación, no, francamente no lo entiendo. 

¿Se le pasa por la cabeza arrojar ya la toalla, vender sus acciones por la situación actual del equipo?

El día que esa mayoría silenciosa que sufre pero siempre está ahí apoyando al equipo me dé la espalda, entonces sí, entonces igual me digo que esto se acabó.