El Nàstic cumplió con su parte, pero había dejado demasiados cabos sin atar de cara a esta última jornada y los demás resultados no le acompañaron. Los de Diarte lograron una tan merecida como inútil victoria ante un Extremadura que nada se jugaba y al que acompañará en Segunda B la próxima temporada.

Los tarraconenses salieron volcados y a los treinta segundos, Felip tuvo que despejar a córner un peligrosísimo disparo de Deus. En esos primeros minutos, Méndez llegaba hasta la línea de fondo una y otra vez, pero sus centros no eran lo suficientemente precisos como para que los rematará algún compañero. Poco a poco, los nervios empezaron a hacer mella en los jugadores locales y el Extremadura, guiado por un omnipresente Jorge Pérez, comenzó a llegar con peligro a la portería de Moso, al que sólo la falta de puntería de Manuel salvó de tener que recoger algún balón de dentro de las redes antes del descanso.

Debieron transcurrir tan sólo cuatro minutos de la segunda mitad para que Asensio adelantase a los visitantes. El Nàstic sacó entonces todo su orgullo y acorraló a su rival. Así empató por medio de Ramis y, a partir de ahí, Cuéllar lideró una ofensiva desesperada que obtuvo justa recompensa con dos goles en los últimos minutos. Pero el esfuerzo resultó baldío y, sólo un año después, el Nàstic regresa a Segunda B.