Se lo ganó a pulso

Nadie le ha regalado nada, es ajeno a la polémica con Molina, como lo fue en su día a las extrañas lesiones de Illgner en el Madrid o a la sana ambición de César por pelearle el puesto. Sigue, pasados los años, con la misma cara de niño bueno, aguantando presión, injusticias y las dudas que generan algunas facetas de su juego. Casillas es así y esperemos que no cambie. Él será el encargado de defender la portería de España en un Mundial incierto, pero al que se viene con ambición y a Iker, en ambición, no le gana ningún veterano.

La única duda es saber si sus compañeros confían en él tanto como nosotros. La pasada final de Champions habrá convencido definitivamente a algunos escépticos. Casillas suele ir por libre y eso no siempre gusta. Tampoco agrada en exceso que tenga amistad con determinados periodistas. Le consideran muy joven para manejar esas amistades peligrosas. Camacho fue fiel a lo que Iker se había ganado en el campo en la fase de clasificación y ahora él debe devolverle esa confianza alejando cualquier tipo de duda en el partido inaugural, ese que nos aguó tantas fiestas. Ese primer partido fue la tumba de Molina en la Eurocopa. Pero Iker está preparado.