Se embarcó como director de Deportes de Antena 3 con un gigantesco examen: el Mundial de Corea y Japón. La respuesta, como asegura él mismo es "muy positiva".

¿Cuál es la valoración que hace del trabajo realizado por Antena 3?

—La valoración es muy positiva. Nos hicimos con los derechos a un mes del comienzo de la competición y con un operativo tres veces menor del que desplegó TVE en la anterior cita, hemos hecho un seguimiento dignísimo.

—Un enorme esfuerzo para un canal prácticamente sin bagaje en grandes eventos...

—Es cierto, pero contamos con gente con mucha experiencia en emisiones exteriores para informativos. Eso nos ha ayudado mucho. De todas formas, no deja de ser un milagro cómo montamos la infraestructura en un tiempo récord. Para mí ha sido la experiencia laboral más emocionante y novedosa, sobre todo teniendo en cuenta que trabajamos contrarreloj.

—Los programas de producción propia han sido una de las señas de identidad.

—Quisimos ser ambiciosos sin pensar en las audiencias, que dadas las horas no serían extraordinarias. Pero era una obligación, además de una cuestión de prestigio. Hemos aportado una visión personal con cámaras propias como la del puesto de comentarista o los seguimientos que realizamos a los familiares de los jugadores.

—¿Qué es lo que más le ha sorprendido de este trabajo?

—Sin lugar a dudas, las audiencias. Nunca pensé que en horarios poco habituales para España como los que hemos tenido se dieran esas cifras. Los penaltis contra Corea tuvieron un share del 92 %, una cifra récord para una cadena privada, y la tanda contra Eire ha sido el segundo acontecimiento más visto, tras los penaltis del Bayern-Valencia. Tener a once millones de espectadores a las ocho de la mañana ha sido muy gratificante.