"Ya tengo ganas de comenzar a correr, para conocer al grupo. He estado entrenándome por mi cuenta, pese a que acudí a la cita que programó en su día el Parma. Ahora, lo único que deseo es coger pronto el ritmo y poder marcar muchos goles con la camiseta del Espanyol". Esas fueron las palabras de Savo Milosevic nada más llegar ayer a Barcelona, mientras esperaba que su representante le acompañara en coche a un céntrico hotel para comer y comenzar a arreglar los detalles que restaban para acabar de formalizar el contrato. Nada que temer. Milosevic llegó con el equipaje necesario para viajar a Peralada y pensar exclusivamente en el Espanyol. Es más, piensa en traerse a su mujer y a sus dos hijos una vez que acabe el trabajo previo a la temporada. Está como niño con zapatos nuevos y desea agradar, tanto a su principal valedor, Juande Ramos, como a la directiva y a los aficionados, que esperan celebrar sus goles.

Pero Milosevic tiene una cosa entre ceja y ceja: le gustaría que Raúl Tamudo, su compañero de habitación en Peralada, se quede para formar uno de los tándems más peligrosos de la Liga. Es su sueño y el de todo el españolismo. La cosa está complicada. El Sunderland, el equipo que parece dispuesto a tirar las redes sobre Tamudo, podría mover ficha en los próximos días, o incluso en las próximas horas.

Pero mientras tanto, a Milosevic se le hace la boca agua cuando pronuncia el nombre del capitán. "Es uno de los mejores jugadores de la Liga. Me encantaría jugar a su lado, ya que ha demostrado tener carácter y olfato". Así sueña el delantero balcánico.

Savo ya está en Barcelona. Hoy viajará a Peralada y conocerá a sus nuevos compañeros. Otro crack para el equipo ilusionante de Juande Ramos. ¿Dream Team? Al tiempo.