Santi Aragón, el último gran jugador de un maravilloso Zaragoza que ya es historia, le dio ayer la primera victoria de la temporada a su equipo. El Murcia hizo méritos sobrados para empatar, pero le faltó, precisamente, lo que le sobra al mediocentro del conjunto aragonés, calidad para decidir un encuentro en una acción.

En la primera mitad, sólo existió un equipo: el Murcia. Se esperaba que David Vidal agrupara a sus jugadores muy atrás y lo confiara todo a la velocidad de Loreto, pero no fue sí. Los visitantes empezaron a tocar con criterio el balón y se hicieron dueños totales del partido. Las dos ocasiones más claras fueron suyas. En el minuto 23, Miguel salvó un gol cantado en una doble oportunidad de Maciel y Clavero y, siete después, David Karanka, a puerta vacía, desperdició un buen centro desde la derecha. Los avisos del Murcia no hicieron sino encoger más al Zaragoza. Aragón lo intentó todo, pero nadie le escuchó. Su equipo fue perdiendo confianza y especialmente grises estuvieron Juanele, Drulic y David Pirri.

Flores dio entrada a Cani tras el descanso y el Zaragoza empezó a meterse en el partido. Juanele también se animó y Aragón tuvo a alguien con el que entenderse. El primer aviso lo dio Cani, aunque se recreó mucho ante Reinke. Cuatro minutos después llego el gol que decidió el partido. Aragón aprovechó una dejada del canterano y engatilló un disparo cruzado desde fuera del área. A partir de ahí, el encuentro se volvió loco y el Murcia pudo empatar, pero el marcador ya no se movió. Lo que sí se movieron fueron las tarjetas, ya que Fernández Borbalán se volvió loco y se le fue el choque de las manos.