Del Bosque le da vidilla al Barça

Del Bosque le da vidilla al Barça

De lo que más presumen los madridistas es de que en el Barcelona hay madriditis. De que en Can Barça siempre se está mirando obsesivamente al Madrid con recelo y con malevolencia. Pues ahora resulta que el Madrid pega un patinazo y Del Bosque va y saca que el Barça lleva tres años sin ganar nada. Y lo saca, por cierto, en el primer mes en esos tres años en el que el Barça da seria sensación de andar encarrilado. Cuando puede presumir de quince puntos sobre quince en la Champions, de estar enganchado en la Liga, de estar digiriendo otra vez el liderazgo de Van Gaal.

Se entiende mal la salida de tono de Del Bosque, sobre todo porque es una excepción en su conducta habitual. Es un hombre flemático, respetuoso, acostumbrado a mirar lo suyo y a no preocuparse de lo de fuera. Su largo recorrido le permite relativizar las situaciones tormentosas que cada poco provoca el fútbol. Normalmente es el último en alterarse. Ese venía siendo su mérito y su valor. Su papel perderá fuerza en la medida en que se deje arrastrar por el nerviosismo. Algo raro le está pasando si el Madrid pierde con el Roma y él se acuerda, sin venir a qué, del Barça.

Quizá le escoció mucho una derrota en casa y en Champions. No son frecuentes. Ayer La Gazzetta dello Sport publicaba en portada un artículo destacando que desde 1967 (Inter, 0-2, goles de Suárez y Zoco en propia meta) no ganaba un equipo italiano en el Bernabéu. "Yo estuve allí...", relata el periodista. Quizá sea eso. O quizá que le agobia la evidencia de que sus megaestrellas no despegan y lo que queda tras ellas es un caos. Y en lugar de mantener la calma ha vuelto la mirada al Barça. Mal hecho y él lo sabe. Con eso lo único que ha hecho es darle vidilla al rival.