Canteranos, jabatos

Canteranos, jabatos

Que el Madrid ha tenido siempre buenos canteranos y a menudo le han salido bien,

puede verse en Guti, ese gran jugador al que sólo —a ratos— le falta un puntito para el 10. Ahora, tras el triunfo contra un equipo (sobre el papel y en la realidad) fácil, como el Oviedo, los Pavones —aunque se llamen Tote y Portillo— vuelven a pedir paso frente a los Zidanes. (Cuidado, frente no quiere decir contra). ¿Cómo contener las ganas de jugar de los que empiezan, en lo alto, y demuestran que saben?

La papeleta para Vicente del Bosque —con su aire de meditabundo que lleva la procesión por dentro— no es fácil, contando además con el público, que siempre, por el fervor, es muy oscilante y exigente. ¿Cómo dejar de lado a Ronaldo, a Figo, a Zidane, a Raúl, a Roberto Carlos? Pero ¿cómo no se van a mirar los canteranos, jabatos con gana, en el espejo de Morientes o aún en el de Guti, más afortunado, pero que siempre están y a la vez no terminan de estar? ¿Tendrán que desear los canteranos —por lo bajito— que los cracks, algún que otro día, tengan gastroenteritis, para estrenarse y no sólo al final del segundo tiempo? Yo apuesto —me parece algo muy sensato— por la más estricta equidad deportiva. Las estrellas tienen prioridad —es lógico—ya que calidad y veteranía valen mucho más que un grado, pero cuando no estén a su propia altura (y sin que eso signifique una crítica demasiado negativa) que salgan los jabatos enseguida y con fuerza. ¿Y si estos tampoco andan finos ese día? Hombre, ni me hable de eso. Porque entonces estaríamos otra vez en la crisis...