No digan que no se mueve, muévanlo

No digan que no se mueve, muévanlo

Curioso fenómeno. Vistes a Ronaldo de Brasil y se le reduce la papada. Obsérvese la imagen inferior. Este prodigio sobrenatural pudo intuirse ya en los entrenamientos con su selección, pero uno siempre tiende a buscar explicaciones racionales a lo irracional, hay imágenes engañosas, mejor pensar que el marciano del rellano es el vecino del cuarto sin peluquín. Cómo sería de fabulosa la transformación de Ronaldo que casi le transformó en Ronaldo, el futbolista ágil y preciso de nuestra memoria. Cierto es que en la mutación tuvieron mucho que ver sus compañeros, que le atiborraron de pases en profundidad, una forma eficaz y directa de sacudirse la presión coreana en el centro del campo. No hacía falta esperar a que Ronaldo amagara, pase y amague sucedían en el mismo instante, no digan que el crack no se mueve, muévanlo.

Yque nadie justifique la proeza diciendo que aquello fue un amistoso, porque no lo fue: pachanga en coreano debe significar todo por la patria; pregunten a Zagallo, que mantuvo a las estrellas durante todo el partido. Tuvo mérito Ronaldo, seamos justos, porque metió dos y pudieron ser cinco, porque encaró y porque se escapó de varios coreanos en estampida, tarea nada fácil. ¿Qué sucede entonces? Pues que Brasil es vertical y el Madrid horizontal. Cada pase que le llega a Ronando en el Madrid está precedido por cien toques, una elaboración tan sofisticada que convierte cada balón en una responsabilidad, no en una oportunidad. Hay varias soluciones. Cambiar el fútbol o vestir de amarillo. En el fondo todos pensamos que vestidos como Brasil debe ser muy fácil jugar al fútbol, incluso con papada y michelines.