Le encanta ganar al Barça

Puedo imaginar esta semana a Vicente del Bosque sin pegar ojo por la noche. Es un hombre desvivido por defender la causa blanca en partidos atómicos como el de mañana. Quienes hemos convivido un poquito a su sombra le hemos visto en ocasiones así sumido en un profundo ataque de responsabilidad. Porque por encima (o además de) su condición de entrenador, es un fanático madridista y cultiva la rivalidad deportiva con el Barcelona hasta el último extremo. Le fascinó jugar y ganar en sus tiempos a los azulgrana y le encanta hacer lo propio ahora desde el banquillo.

Yeste ataque de responsabilidad lo suele procesar con aparente naturalidad. No hace declaraciones altisonantes, no provoca, no cambia el gesto. No es Van Gaal, para entendernos. Del Bosque estudia el partido en absoluto recogimiento. Ha pasado la semana viendo vídeos del Barça, ha contrastado informes con sus colaboradores y lleva los deberes hechos al Camp Nou. El sambenito que se le ha colgado de "salgan y jueguen a divertirse" es una lectura malintencionada de su filosofía como técnico: "El sistema nunca anulará el talento".

En realidad Del Bosque sigue pensando como futbolista. Le gusta el balón más que la pizarra. Si pudiera elegir, mañana se enfundaría la camiseta antes que sentarse en el banquillo. Quizás por eso trata con mimo a sus jugadores, los justifica y se convierte en cómplice cuando han venido malos vientos. Pero por encima de este sentimiento, el entrenador blanco defiende al Madrid porque lo lleva en la sangre. Si se equivoca o acierta es otro problema.