Ronaldo hace volar al Madrid

Primera | Mallorca 1 - Real Madrid 5

Ronaldo hace volar al Madrid

Ronaldo hace volar al Madrid

felipe sevillano y justo gonzález

Marcó los dos primeros goles. Su actuación noqueó al Mallorca. Raúl logró otros dos tantos. Guti remató la faena. Casillas, otra vez fabuloso, impidió siempre la reacción local.

Hacía muchísimo tiempo, hasta donde me alcanza la memoria, que el Real Madrid necesitaba un delantero centro como Ronaldo: tan capaz de meter las del Bernabéu (las fáciles, las que llueven) como de inventarse las de fuera (las que no existen o no se ven). Hugo Sánchez, el mejor que recuerdo, rapiñaba de forma prodigiosa cada balón que le llegaba, pero lejos de casa y lejos del área, contra enemigos de rango, aquellos que te encierran y te cortan los suministros, Hugo el asesino era Huguito el desaparecido (pienso en Milán y en las Copas de Europa que no fueron).

Quizá por esa inclinación genética que le llevó a encontrarse durante décadas con arietes de área (de Santillana a Morientes), el Madrid atrofió otros recursos y se acostumbró a llegar tocando, cultivando sólo este registro en arabesco que es de agradecer en casa pero que tiene escasos resultados fuera, cuando estás rodeado de orcos (pienso en Múnich).

Para cambiar eso, además de por otras consideraciones comerciales, se fichó a Ronaldo (antes a Anelka), porque sabía respirar fuera del área. Era lo único que le faltaba al superequipo: fútbol directo. Pero en parte por lo explicado y en parte por los Phoskitos, Ronaldo tardó en entrar en juego. Hasta que ha entrado.

En Mallorca, contra un buen equipo que llevaba nueve jornadas sin perder (y que empuja), Ronaldo fue el factor desequilibrante. Porque sin él, el partido hubiera sido uno tantas veces visto, quizá un empate y gracias o una victoria local, si acaso un golito salvador de Raúl, pero todo un poco agónico y medio vulgar.

Sin embargo, en el minuto siete, cuando todavía se sentaban los rezagados, Figo se la pasó a Raúl y este la tocó de primeras hacia el hueco donde miraba Ronaldo. Porque no hace falta que se desmarque, basta con que mire. La llegada y el disparo fueron un mismo gesto en un mismo instante: 0-1.

Pero lo bueno (y lo malo) de los goles que llegan muy pronto es que no se asimilan fácilmente y por eso el Mallorca no se resintió demasiado y tampoco se creció mucho el Madrid. Tras varias llegadas por los extremos con fundamento (muy bien Riera y Novo), Etoo marcó tras dejada de Harold Lozano (primo de Olajuwon), que se merendó en el salto a Helguera.

Llegaron entonces los mejores momentos del Mallorca. El Madrid andaba perdido, con Zidane extrañamente fallón, con Flavio habitualmente fallón, sin Figo. Junto a Casillas, cada día mejor portero, la cara del equipo la salvaba Raúl, con esa actitud paternalista que igual le sirve para bajar al sótano a achicar agua que para agitar al equipo cuando se desvanece.

Y al comienzo de la segunda parte, cuando unos manejaban su tembleque y otros su testosterona, en el primer minuto, Ronaldo robó una pelota en la mitad del campo del Mallorca: en pleno avance hizo una bicicleta y varios amagues, hasta que descubrió un agujero y lanzó un zurdazo raso y esquinado que batió a Leo Franco. Ese gol no existía y, por primera vez, no se lo dio nadie, se lo inventó él.

Marcó otros dos Raúl, incansable, casi tanto como Figo, que ofrece últimamente una cara menos egoísta y eso en lugar de eclipsarle le eleva (creo que él lo nota). Remató la faena Guti, experto en hacer bueno lo que les sobra a los demás (Reciclajes Gutiérrez). Fue un buen pase de Morientes. Y cada vez que el Mallorca tuvo una esperanza la rechazó Casillas.

Lo único que no me gustó fue el final: el Madrid tocando sin buscar el área. Y a falta de 10 minutos eso ofende más que la goleada porque, aunque sea por comodidad, deja una imagen de perdonavidas. Esa frustración la expresó Pandiani con una patada. Valdano hubiera escrito un ensayo.

Elena Gómez recibió la insignia de oro

Antes de que comenzara el encuentro frente al Real Madrid, la directiva del Mallorca hizo entrega de la insignia de oro del club a la gimnasta mallorquina Elena Gómez, campeona del mundo de gimnasia artística (en la modalidad suelo) en Hungría.