Enchufados a Ronaldo

Primera | Celta 0 - Real Madrid 1

Enchufados a Ronaldo

Enchufados a Ronaldo

Ronie marcó en el minuto 7 - El Madrid jugó a la contra y vivió de las rentas - El Celta, nulo en el remate

Los hechos se comen a las explicaciones. Los hechos son que ganó el Madrid, que su trayectoria es imparable (seis victorias seguidas, once partidos sin perder) y que ya está a un punto de la Real Sociedad. Ante todo esto, decirles que el Madrid no jugó bien suena a música celestial. Ya sé que ceñirse más al resultado que a lo sucedido no es muy romántico, pero los ganadores lo son poco; el romanticismo siempre fue cosa de negados ante el gol (amatorio o futbolístico), de aquellos que necesitan explicarse. Como sucede con los conquistadores habituales (amatorios o futbolísticos) en cuanto acabó el partido, el Madrid ni se acordaba. Ganó y punto. Esa fue toda su explicación.

Ronaldo marcó en el minuto siete, al culminar una buena jugada del Madrid (la mejor, de las pocas): Flavio abrió a Roberto Carlos, este en lugar de centrar un misil se la dejó flojita a Raúl; su remate seco y fuerte rozó en Sergio, despistó a Cavallero, le impidió blocar la pelota y se la entregó a Ronaldo, cuyo mayor mérito era estar allí.

Durante unos minutos, el Celta se quedó medio groggy y el Madrid fue incapaz de rematarlo. Tampoco lo intentó, para ser más exactos. Siguió jugando al mismo ritmo, tranquilón atrás (sólo Helguera) y empeñado en jugar al contragolpe, como si esa fuera la consigna de la noche, buscar a Ronaldo; los equipos tan complejos como el Madrid se inventan desafíos extraños.

Según pasó el tiempo, el Celta comenzó a desperezarse, invitado por el Madrid, que le cedía el campo. Eso le permitió llegar al área de Casillas en cientos de ocasiones, pero todas ellas sin peligro porque su incapacidad para el remate es fastuosa. Catanha estuvo ayer para los leones y cada centro de Gustavo López y Edu era como tirarlo al océano.

En el Madrid, lo dicho: Ronaldo. Y él respondiendo, cuidado, porque ayer fue el jugador de su equipo más interesado en el partido, junto a Helguera (Raúl siempre es fijo). Zidane casi no existía y se vio desde el primer minuto, con él ocurre eso: tardas muy poco en saber si está, basta un control. Tampoco estaba Figo, extrañamente ausente.

Más que decir que el partido discurría se podría decir que se escurría. Era siempre igual, un equipo atacando con pistola de juguete y el otro, entre cansino y confiado, disparando una flecha a una diana, lo demás no le valía. Así terminó la primera parte y así comenzó la segunda. Cada vez que sucedía algo interesante lo hacía Ronaldo, con una internada que casi, con un cañito que uff.

Algo que define bien la personalidad de Ronaldo es que tras una pifia que hubiera ruborizado a algunos y enfadado a otros (chut con la espinilla parabólico) , él comenzó a reírse. Es un ser que está para divertirse y de paso para divertirnos, no le hagamos líos. Y además, cada día está mejor, más encantado.

En los últimos minutos del encuentro el asedio del Celta se hizo más estrecho. Pero cuando no está de Dios, ponerse pesado es perder el tiempo. La más clara la tuvo Edu, que cabeceó en el área pequeña. Pero Casillas sacó una de esas que le gustan, todo reflejos. Salir de puños es otra historia.

La entrada de Guti, aunque fuera en el último suspiro, añadió algo de interés, porque le bastó para tener un par de ocasiones claras. Pero la suerte estaba echada, hay partidos que se acaban antes, aunque sea en el minuto siete, y es tontería seguir jugándolos. Aunque conste en acta que el Madrid asumió un riesgo altísimo al no rematar a un rival desarmado, sin referentes, en un momento tan importante del campeonato en el que los puntos fuera son fundamentales por lo que suman y por lo que intimidan.

Sin embargo, ya digo que los hechos se comen las explicaciones. El Madrid vuela, la Real sufre y los demás se asustan. Y en esta guerra se ganan tantas batallas en el campo como fuera de él.