La escudería BAR (British American Racing) presentó ayer en Barcelona sus argumentos para el Campeonato del Mundo de Fórmula 1. La de 2003 será la quinta temporada del equipo en la categoría reina del automovilismo y su meta prioritaria es acabar con el desorden que les ha impedido cosechar resultados destacados hasta el momento.

BAR no nació para medianías. Tenía vocación de éxito y parecía que los mimbres para conseguirlo. No es que fueran a ganar a Ferrari a las primeras de cambio, pero tampoco se esperaba el desastre que han sufrido año tras año (67 grandes premios y sólo 44 puntos, sin ninguna victoria ni pole position). Ya en 2002 hubo cambios importantes en su directiva y ahora la renovación continúa. La estructura que dirige David Richards incorpora como gran estrella a Jenson Button, el hombre llamado a materializar el milagro BAR.

A punto de cumplir 22 años (lo hará el próximo domingo) el británico es rápido y ambicioso, cualidades que le han servido para ganarse el puesto como compañero de Jacque Villeneuve. El canadiense parece seguir en BAR porque no le queda más remedio (ha tenido diferencias serias con sus actuales responsables) y es una incógnita saber si tendrá la motivación necesaria para pelear por los puestos a los que aspira la escudería.

¿Y cuáles son estos objetivos? Pues según explicaron ayer, dar un salto de calidad y colocar sus dos coches entre los diez primeros de forma habitual. Unos monoplazas diseñados por Geoffrey Wilins (antes en Williams), motorizados en exclusiva por Honda y calzados con neumáticos Bridgestone. Junto a los dos titulares, dos probadores para su desarrollo: el japonés Takuma Sato y el británico Antonhy Davidson.

Button se pondrá hoy al volante del nuevo BAR005 en el circuito de Montmeló, uniéndose así a los otros equipos que preparan en el trazado catalán el Mundial que arrancará el próximo 9 de marzo en Melbourne (Australia). A este mismo escenario regresará BAR el día 21, entonces para probar un segundo chasis.