Para Raúl Bravo y Pavón el partido de mañana será especial. Ambos, junto con Valdo, debutaron en el encuentro que Real Madrid y Athletic jugaron en el Bernabéu la temporada pasada. Por tanto, el club bilbaíno dio luz verde al canterazo porque, después de esa fecha, ellos y algunos de sus compañeros, como Borja, Rubén, Miñambres y Portillo se convirtieron en habituales en las alineaciones de Del Bosque para algunos partidos de la Copa del Rey y de la Champions League.
Aquel Madrid-Athletic fue el inicio de lo que Florentino Pérez ha querido llamar política de zidanes y pavones. Fue un 6 de octubre de 2001. Del Bosque estaba en la cuerda floja. Su equipo inició el campeonato de una manera desastrosa y ocupaba el puesto 14 de la tabla, con cinco puntos conseguidos de 18. Para colmo de males, el Virus FIFA se llevaba lejos de Madrid, coincidiendo con el encuentro ante los leones, a Roberto Carlos, Zidane, Makelele y Figo. El técnico se vio forzado a echar mano de la cantera y los chavales de la fábrica salvaron la papeleta: el partido se ganó 2-0 (con goles de Raúl y Solari).
Raúl Bravo fue titular y dejó deslumbrado al Bernabéu haciendo olvidar a Roberto Carlos. Pavón sustituyó al mismo Bravo en el minuto 71 y Valdo, el que gustó más de los debutantes por su parecido con el juego de Henry, entró en el campo por Geremi en el minuto 44. Ahora, el mediapunta de color tiene billete para Pamplona (se va cedido a Osasuna), a pesar de que en su momento fue el que dio nombre al nuevo fenómeno, La Quinta de Valdo: "Lo tuve muy cerca. Hay gente que dice que en aquel partido di mi máximo nivel, pero se equivocan. Estoy en formación y tengo muchas cosas que aprender. Ante el Athletic tuve jugadas brillantes, pero puedo hacerlo muchísimo mejor. Tendré que buscar triunfar en el Real Madrid por otra vía".
Pavón fue el que tuvo mayor continuidad, ya que acabó quitándole el puesto a Karanka (jugó 28 partidos, 26 de ellos de titular y 24 completos). Sus palabras al término del encuentro ("estoy contento pero lucharé para que esto se repita muchas veces más") fueron una premonición.
Raúl Bravo también recuerda aquel partido con cariño: "Fue el inicio de mi carrera. Recuerdo que me desfondé tanto que Del Bosque me tuvo que cambiar porque ya no podía ni caminar por los calambres".
