Nómadas

Nómadas

El otro día asistí a la entrega anual de premios que concede la Sociedad Geográfica Española que tuvo lugar en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Entre otros premiados por sus trabajos en favor de la exploración y el conocimiento geográfico, como el escritor Fernández Armesto o el responsable del yacimiento de Atapuerca Juan Luis Arsuaga, mis compañeros José Carlos Tamayo, Antonio Perezgrueso y Ángel J. Martínez recibían un galardón por la reciente expedición de Al filo de lo imposible a la garganta del río Yarlung Shampó, en el extremo este de Tíbet.

Antes de que se iniciara el acto me dí una vuelta por una exposición fotográfica que allí se acaba de inaugurar de un escritor y viajero excepcional: Bruce Chatwin. Cuando era niño convirtió el atlas de clase en una especie de puerta trasera personal por la que escabullirse de las aburridas tareas escolares y soñar con viajes de una esquina a otra de ese mundo misterioso y coloreado que le ofrecía aquel libro. Cuando creció logró hacer realidad sus sueños y se convirtió en un gran viajero, en un nómada del siglo XX que nos ha dejado unos libros que son clásicos de la literatura de viajes. En la Patagonia, Los trazos de la canción, Utz o ¿Qué hago yo aquí? nos hablan de lugares asombrosos pero sobre todo nos hablan de su autor, Bruce Chatwin. Esta exposición se ocupa de una vertiente creativa de este autor mucho menos conocida pero igual de iluminadora sobre su personalidad. Los que nos sentimos fascinados por la fotografía y no comprendemos partir sin la fiel compañía de nuestra cámara sabemos que en cada foto también queda retratado quien se agazapa detrás del visor.

Así, las fotografías de Chatwin nos hablan de lugares, paisajes y personas tanto y tan profundamente como de quien los capturó amorosamente. Porque cada fotografía que haces es un acto de amor y de afirmación sobre lo que agita tu alma. En esas fotografías de Chatwin descubrimos el alma de un nómada vocacional, de un hombre que creía firmemente en que la esencia última del ser humano es su voluntad viajera.

Dejó escrito que las fuerzas motoras de la historia son los caminos del salvaje vagabundo. Su obra más querida, a la que más tiempo dedicó (toda su vida) y la que nunca logró culminar satisfactoriamente fue un libro que sí tenía título: La alternativa nómada. Esa opción de vida, casi una filosofía, es la que emana de su obra fotografía y literaria. Corren muy malos tiempos para los nómadas. Fronteras físicas y mentales se levantan defendidas por energúmenos que convierten el terruño en una razón para reprimir y hasta matar. Ahora que la cuna de la civilización, donde fluyen el Éufrates y el Tigris, está sumida en un infierno de barbarie y muerte, más que nunca conviene darse una vuelta por el universo abierto, curioso y ávido de conocer de Chatwin. Del nómada que no tiene patria porque todo el mundo es su hogar.