El estadio que soñaba Marañón

Primera | Espanyol

El estadio que soñaba Marañón

El estadio que soñaba Marañón

Su proyecto, elaborado junto a Arquitectónica, luchó hasta el final con el de Gasulla. Aportaba una visión más artística

Rafa Marañón tenía un sueño. Junto a su compañero Dani Modol contactó con Arquitectónica, Robert Brufau Estructuras, Grupo JG Ingeniería y Universal de Proyectos con el objetivo en ganar el concurso de arquitectos organizado por el Espanyol para su futuro campo en Cornellà-Prat.

Su proyecto compitió hasta el último día con el de Gasulla/Fenwick, ganador final, hasta el punto de que en la noche previa al anuncio definitivo de la concesión, el Espanyol les pidió que ya no siguieran trabajando en el proyecto (que habían modificado hasta cuatro veces).

Gasulla ganó la carrera en el último instante y su proyecto al estilo inglés, que aspira a suceder a Sarriá en el corazón de los pericos, se llevó el triunfo en el concurso.

El finalista no solamente había planificado un estadio, entendía que Cornellà-Prat debería significar un punto de referencia en Cataluña y en España. Un campo abierto, mediterráneo, con la imponente presencia de un mástil de 120 metros de altura encima de la tribuna. El hotel —imprescindible en los primeros requisitos formulados desde Montjuïc— miraba al césped desde todas sus habitaciones. El centro de ocio también estaba previsto, incluso en las mismas entrañas del campo, facilitando así al club un ingreso extra en alquileres y ventas.

Esta obra casi faraónica se ajustaba a los 36 millones de euros que pidió el club. Ésta es la idea que presentaron Marañón y su equipo, sin más intención que la de hacer algo para el Espanyol que se escapara de lo normal, como en su día hicieron con el Olímpico de Múnich (la tribuna recuerda al campo bávaro), inaugurado en 1936. ¿Será célebre el Cornellà de Gasulla? Se espera que sí. El de Marañón-Arquitectónica, lo hubiera sido.