Historia

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Entre la surtida documentación que nos llevamos para nuestra reciente y malhadada expedición a la isla caribeña de Guadalupe se incluía un mapa editado por una famosa revista enmarcada en amarillo. En el número de marzo de su edición española ofrece un mapa de toda la región del Caribe en la que se incluyen algunos sabrosos textos explicativos, traducidos del original norteamericano intuyo, que me han hecho pensar en la importancia de la Historia. En el dedicado a Puerto Rico nos cuenta que sus aborígenes eran los indios Taínos, "...cuyas vidas sólo eran alteradas por las incursiones de sus vecinos caribes" (como si porque fuesen vecinos los que les cortasen el cuello su violencia fuese más natural). Pero, tras la llegada de Colón en 1493 y la colonización hispana de siglos posteriores, todo cambió, a peor, por supuesto.

Porque aquellos brutos avariciosos llegaron "...para difundir el Evangelio y amasar oro..." combatiendo a los taínos, los caribes y, de paso, también a ingleses y franceses que también ansiaban una colonia tan estratégica. Dudo que el fanatismo religioso y los intereses económicos del imperio español fuesen entonces mayores o más ilegítimos que los actuales del imperio norteamericano. La diferencia es que ahora sí tenemos una conciencia colectiva en contra de la guerra, cosa que no existía en el siglo XVI. Otra es que la capacidad de matar entonces era infinitamente menor que ahora y además no existía la ONU para ciscarse en sus mayorías. Así que, de nuevo, aquí tenemos otro girón, bien es cierto que "políticamente correcto", de los tiempos hipócritas que corren sobre la sempiterna Leyenda negra con la que se suele despachar la colonización española en América. Una visión tan maniquea que convierte a los Taínos en unos "buenos salvajes" y esconde realidades incómodas como que, a día de hoy, precisamente España no dispone de ninguna colonia en las Antillas mientras que hay islas que siguen bajo el yugo de EE UU —¿será una casualidad?—, Francia, Holanda y el Reino Unido. La burda manipulación les lleva a afirmar que la intervención de EE UU en la cercana isla de Granada en 1983 fue una invasión " ...para reinstaurar la democracia tras un golpe de estado marxista".

Supongo que mañana escribirán en otro mapa de Asia Central que la reciente guerra de Iraq fue una invasión para liberar a los iraquíes de la dictadura de Sadam. Lástima que miles de iraquíes no puedan disfrutar de tamaño favor, ni leer esta vergonzosa revista, porque les ha liberado definitivamente un bombardeo. El maniqueismo de la Historia en provecho propio es a veces un arma más destructora que un Tomahawk, porque perpetúa la mentira y justifica las mayores atrocidades. Pero es un arma que cada uno de nosotros podemos inutilizar. Basta con que no comulguemos con ruedas de molino, aunque vengan en forma de hamburguesa, película típica de Hollywood, o enmarcadas en amarillo.