Infierno Bético

El final de temporada va a pillar al Real Betis Balompié a las mismas puertas de ese infierno de Segunda al que bajó estrepitosamente hace 25 años exactos, menos de 12 meses después de ganar la Copa del Rey. Regresa, pues, el Infierno Bético. O su sombra ardiente. Cíclicamente, con y sin Víctor Fernández, el Betis de Lopera vive campañas negras que agrupan ridículos memorables y descalabros físicos con la pérdida general del respeto: ¿Cómo no se van a reír los comités del Betis, si es el propio Betis quien no se respeta a sí mismo y convierte en una feria cada uno de sus pasos? ¿Cómo se quiere que la UEFA y su revista abandonen el tópico, cuando el Betis vive tan ricamente en la galbana? ¿Se van a privar Lopera y los suyos del Rocío por arreglar el asunto? No es que uno se lo pida, pero quien a cachondeo mata, a cachondeo muere. Yo tengo en mi casa un tambor... y una estampa de Gordillo, no precisamente de Luis Fernández.

Todo es un contradiós: el equipo se derrumba por lesiones y falta de compromiso. El vestuario recela de todo. Lopera aguanta a Víctor para que no le hablen de Juande. Cada día se ve más absurda la pensión de Alfonso, que nada soluciona y que siempre se lesiona. El verde y blanco del Betis no es celta: tiene más historia que la bandera de Andalucía. ¿Alfonso ha recaído, o es lo de siempre? Lo de los comités es una infamia. Lo del Betis tiene otro nombre: descrédito.