Me pregunto por qué no se juegan el mismo día y a la misma hora los partidos de los dos candidatos al título, pues parece evidente que es una ventaja para la Real Sociedad (y ya van dos) conocer previamente el resultado del Real Madrid. Me lo pregunto por preguntar, ya se lo advierto, porque a los dos segundos de profunda reflexión se me aparece, como en un jeroglífico de Ocón de Oro, una televisión y un billete de dólar.

Subyugado por el poder del dinero que nunca tendré, pasaremos al fútbol. Habíamos dejado al Madrid enfilado hacia el título después de una magnífica victoria en Valencia. Se confirmó entonces que aceptaba el desafío, que no era otro que ganar los partidos que faltan. Y lo cierto es que cuando este equipo se compromete, fija el objetivo y evita distracciones (y lesiones, pienso en Turín) se convierte en prácticamente imbatible, más aún en el Bernabéu. Asunto distinto será cruzar el desfiladero del Calderón, aunque esa es otra historia.

De momento, hoy será el Celta quien compruebe (o sufra) esa capacidad de concentración, que se refleja en declaraciones como las de Ronaldo, que está que lo tira y anuncia seis goles en los tres partidos que quedan. Se ha jugado una comida con la plantilla, o sea que parece capaz de todo. Tanto si era farol como si no, el Celta se lo ha creído y saldrá hoy con tres centrales de mucho correr: Velasco, Cáceres y Juanfran.

No es reprochable el miedo que produce Ronaldo porque está en el mejor momento de la temporada. Y el hecho de que se concentre en él toda la atención del partido debería desatar a Zidane y Raúl, últimamente eclipsados.

Frente a la que se le viene encima, el Celta propone fútbol, lo cual es muy de agradecer a la vez que muy torero. Digamos que se mantiene fiel a su estilo de los últimos años, lo que no le impide esta temporada ser el equipo menos goleado del campeonato. La Champions, el gran objetivo, parece estar más cerca que nunca y además, ya toca.

Al igual que ante el Depor, el Celta saldrá sin delantero centro, pero con un infiltrado, Edu. Este brasileño, que es muy bueno y tiene un ramalazo un poco Laudrup, demuestra que los ojeadores de algunos equipos sirven para algo.

El rendimiento de Edu influirá sin duda en la evaluación de Hierro que, salvo achaque en el calentamiento, volverá al centro de la defensa en sangrante sustitución de Pavón. Y no olvidemos que el capitán todavía tiene algunas pruebas que superar, entre ellas la ITV.

También regresará en el Madrid Makelele, que tendrá un replicante en el equipo de enfrente, Luccin, aunque la copia le haya salido más exquisita y menos abnegada. Igualmente se habla del parecido de Silvinho con Roberto Carlos, sobre todo habla Silvinho.

En fin, que volverá a ser un encuentro en el precipicio, como esos que se juegan en los anuncios en lo alto de una montaña, que si se te cae el balón te quedas sin él y si se te cae el entrenador también.