El presidente que salió de un anuncio

El presidente que salió de un anuncio

Llegó al Mallorca en 1989 como adjunto al gerente. 11 años después, con Florentino Pérez al acecho, Asensio lo convirtió en su presidente. Ahora deja la puerta abierta.

Mateo Alemany es, por encima de todo, un hombre con mucha suerte. Pero es que la suerte ayuda a los audaces (fortuna audaces iuvat, decía Julio César en latín). De audaz, cuando menos, se puede calificar la iniciativa de un abogado que en 1989, con apenas 28 años y recién salido de las aulas, se presentó en las oficinas bermellonas con el único bagaje de haber leído un telegráfico anuncio en Prensa: "Real Mallorca, se necesita adjunto al gerente, llamar al teléfono...".

De ahí a la presidencia, un paseo: no había pasado un año y ya le había quitado el puesto al gerente; seis temporadas después había conquistado la dirección general; 24 meses más tarde ya era consejero delegado y, en los albores de 2001, la presidencia auspiciada por un máximo accionista, el empresario Antonio Asensio, que por entonces estaba a punto de morir de una grave enfermedad.

Alemany ha dado un golpe de mano a la historia mallorquinista pero, sobre todo, ha modernizado el club imponiendo en todas sus secciones la mejor virtud que tiene: sentido común. De Alemany se dice que es un hombre imperturbable, abstemio, cumplidor, razonable y, sobre todo, hábil negociador. Así lo certifican los fichajes de Cúper, Ibagaza, Etoo, Novo, Tristán... La contratación de entrenadores razonadamente salvadores en momentos difíciles (Kresic la pasada campaña, Manzano cuando no había sumado un punto en ésta) o la conversión de una cantera estéril en un venero de jugadores como Riera y que ha llegado a dos finales juveniles de Copa en dos años.

Su gestión en Mallorca quedó avalada en el verano de 2000 cuando, tras ganar las elecciones a Lorenzo Sanz, Florentino Pérez quiso incorporarlo como director económico al equipo que llevaría las riendas del Real Madrid de Figo. Alemany, que vivía sus momentos más inciertos como consejero-delegado, rechazó amablemente la oferta y prometió fidelidad a un Antonio Asensio que, pocos meses después, lo convertiría en presidente. Ahora Alemany dice que termina un ciclo y deja las puertas abiertas al futuro. Quién sabe si acabará al lado de Florentino, a quién casi nadie se le resiste.