No cunda el pánico

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No cunda el pánico

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US Postal ganó la crono por equipos y colocó a Víctor Hugo Peña como primer colombiano líder del Tour. ONCE sólo cedió 30 segundos y Ullrich, 43.

Nadie dijo que esto fuera a ser fácil. Resultará incluso complicado. Me refiero a ganar el Tour, obviamente, o a que no lo gane Armstrong, primer paso para tener alguna opción. El US Postal fue el mejor en la crono por equipos, resultado que tampoco nos debe sorprender (ni deprimir) demasiado. Sus 30 segundos de ventaja sobre la ONCE son más molestos que significativos. Tampoco lo son los 43 segundos que perdió el Bianchi de Ullrich. Ni siquiera el minuto que se dejó el ibanesto, fantástico, por cierto. La guerra, la verdadera, no se libraba en esta contrarreloj; si Lance Armstrong cae será en las montañas.

Quienes salieron heridos fueron Simoni, que se sitúa a 3:09 en la general, Iban Mayo, que se queda a 3:35 y Aitor González (seguimos creyendo), que se distancia a 2:11 del líder. Ellos afrontarán desde ahora una carrera diferente, al ataque. Y estando medio muerto es más fácil suicidarse. Botero (1:33), Hamilton (1:45) y Garzelli (2:03) también siguen en la pelea. Por cierto, la clavícula incorrupta de Hamilton hay que donarla, con urgencia, a la Universidad de Boston (Massachussets).

El nuevo líder del Tour es el colombiano Víctor Hugo Peña, nacido hace hoy 29 años en Piedecuesta, lo que es como tener medio camino andado. En el fondo, esto es una confirmación de la explosión latina que vive el mundo (de Jennifer López a Antonio Banderas pasando por Shakira). Tampoco es casual que el Madrid haya fichado a Bisbal para sustituir a Hierro, hay marketing detrás.

Quizá porque el concepto de lo latino ha evolucionado, el primer colombiano en vestir el maillot amarillo no será un escalador o escarabajo, sino un estilizado contrarrelojista más parecido a Chayanne que a Lucho Herrera. Admito que fue emocionante ver cómo los corredores del US Postal levantaban los brazos al cruzar la meta y saberse ganadores, en lo que se entendió, no como chulería, sino como un homenaje a su compañero. Hasta aquí todas las concesiones al equipo del líder, que, por cierto, llegó con los nueve corredores, lo que le permitió arañar toda su ventaja en la última parte de la crono.

Tal vez para la ONCE, que tuvo el triunfo en sus manos en la primera mitad, no sea malo haberla perdido. Ganas la crono, te pones líder y ya con hacer podio presumes de un resultado maravilloso. Y Armstrong silbando. Así ocurrió hace un año. Quizá el haber fallado ahora deje al equipo (y a su director) con un punto de necesidad y de locura que le hace mucha falta.

Para quien no existen dudas, fue para ibanesto: triunfó. En su último año en el pelotón el equipo casi ha completado su transformación para ser como la ONCE de hace pocas temporadas: deslumbra en las cronos por equipos y exhibe talentos extranjeros (Karpets). Esperemos que Mancebo corrija la tendencia y vuelva a los orígenes. Si lo hace, está a tiro de podio y con los Alpes a la vuelta de la esquina.

Ullrich fue el último de los bien librados, y me atrevería incluir a Casero, al que espero que su equipo utilice como un as en la manga y no como un gregario.

Hoy saldrá el US Postal de amarillo. Tanto si entrega el maillot como si lo pelea (decisión de Sir Lancelot), sentirá inquietud y eso es esfuerzo, incluso sonreír lo es, porque desconcentra, porque ser feliz distrae. "Somos el mejor equipo del mundo", dijo ayer Peña. Difícil distinguir un elogio de un maleficio.