Empieza el baile

Ciclismo | Tour

Empieza el baile

Empieza el baile

Hoy llegan los Alpes. El puerto de Ramaz, de primera categoría, se corona a 22km de meta. Se espera el ataque de Armstrong. Petacchi ganó la cuarta.

No es por ser pesado pero es prácticamente imposible que en cinco veranos no te suceda absolutamente nada o que todo lo que te ocurra sea bueno. Lo lógico es, por lo menos, romperte un brazo. Y eso una persona normal, no digo ya tipos al límite de la resistencia humana para los que un microbio es el Prestige. Insisto, pues, en que está a punto de pasar algo, aunque sea por pura y obstinada estadística. Además, hoy llega la montaña, lo que aumenta el número de factores incontrolables y maravillosos.

Si hoy fuera el Día de la Marmota y se volviera a repetir la historia de los cuatro Tours anteriores, Armstrong atacaría hoy y se pondría líder. Siempre ha aprovechado la primera jornada de montaña para marcar el territorio: de Sestrieres en 1991 a La Mongie en 2002. Siempre ha querido aniquilar a sus rivales lo antes posible, lo que le ha evitado en la última semana moscones, todo eran corderos.

Pero algo cambia esta vez. La de hoy no es una etapa aniquiladora, es tramposa. Se repite un kilometraje bestial de 230 km (Leblanc va en coche), pero el único puerto serio se comienza a subir en el km 193, el Col de Ramaz. Quien lo corone aún tiene 22 km hasta la meta en Morzine. Al pie de esa montaña llegarán aspirantes y escaladores en perfecto estado de revista, preparados para que US Postal haga la trepidante selección, primero Rubiera, luego Beltrán y después Heras. ¿Pero intentará Armstrong su primera exhibición en una subida no demasiado exigente y tras la cual hay terreno para perder la ventaja obtenida? Difícil cuestión, más aún cuando mañana se suben Galibier y Alpe d’Huez. Parecería lógico reservarse, pero si varías el guión corres el riesgo de olvidarte de la siguiente frase.

Otro asunto asunto importante será lo que ocurra antes de Ramaz. Porque habrá gente por delante, kelmes a buen seguro, tal vez banestos y euskalteles. Ese primer tramo de carrera, que es como una etapa en sí misma, será el de los aventureros (Etxebarria, Pascual Llorente). Y el de los valientes (Mercado, Zubeldia). Y en ese tren nos cabría algún loco (Aitor, seguimos creyendo).

Caso especial (y privilegiado) es el de la ONCE, pues de incluir a alguno de sus ciclistas en la escapada buena optaría al maillot amarillo y suponiendo que el US Postal renuncie, como parece, a meter gente por delante. En este sentido, ciclistas como Serrano o Azevedo, que pasan sin problemas la montaña, serían claves.

El K.O. en el caos. En general, todo lo que sea descontrol y desparrame perjudicará al equipo de Armstrong y lo hará trabajar antes de tiempo, que es de lo que se trata si queremos que un español (o asimilado) logre ganar el Tour. Ya sabemos que si llegamos todos juntitos para él somos chanquetes.

Entre tanta especulación, algo es seguro, no ganará Petacchi, que ayer enseñó los cuatro dedos después de un sprint fabuloso que hubiera sido homérico de haber corrido Cipollini. A falta de 500 metros para la meta, en la última recta, el pelotón (de fusilamiento) atrapó a Geslin y O’Grady, después de 200 km de romántica escapada.

Pero eso fue ayer. Hoy llega la montaña, los Alpes, está todo por suceder, el ataque inesperado de Simoni, la marcheta de Beloki y el americano que hace la goma. Ciclismo en estado puro con ustedes y yo aprovechando los descensos para ir al baño.