Juventud al poder

Ciclismo | 15ª etapa

Juventud al poder

Juventud al poder

jesús rubio

Nozal perdió 1:11 con Heras, pero aún dispone de 4:02 de ventaja en la general. Valverde, otra vez genial, ganó en La Pandera, ayudado por Sevilla

Nozal está ganando esta carrera, pero Valverde está ganando las que vienen, incluido el próximo Mundial de fondo en carretera, las clásicas que nunca ganamos y no hablo del Tour porque luego dicen que me vuelvo loco y me mentan a Aitor González, para hacerme daño. Pero lo pienso. Valverde es justo lo que estábamos esperando, el tipo de corredor que puede rescatar al ciclismo español, ahora que unos dudan si seguir mirando y otros si seguir pagando, ahora que tantos amenazan con irse.

Lo sé. En estos casos conviene ser prudentes, que el chico tiene sólo 23 años. Pero no lo seremos. Ya basta de hiperproteger a los jóvenes talentos, como si eso sirviera para algo, como si eso no fuera otra cosa que contagiarles nuestra cobardía, sembrar el mundo de eternas promesas y guardar las joyas en la caja fuerte. Mejor sería aplicarnos el refrán más popular los fines de semana y festivos y decir que "lo que se hayan de comer los gusanos que lo disfruten los cristianos".

Valverde está para enseñárselo al mundo y presumir; los genios surgen así, nunca es demasiado pronto. Es verdad que Indurain no explotó hasta los 27 años (su primer Tour), pero esa no tiene por qué ser la fórmula maestra. Hinault y Ullrich ganaron el Tour con 23 años y Fignon con 22. Y en este caso las comparaciones no son odiosas, son preciosas.

Cuando atacó Heras en La Pandera, sólo Cárdenas pudo resistir su ritmo. Pero Sevilla tiró de Valverde en su busca. En ese instante, Igor se había frenado y tiraba también de Nozal, muy tocado. En ambos casos fue más que un gesto o incluso más que la ley del ciclismo: fue ley de vida, el cambio de una generación.

Parecía imposible que los kelmes pudieran capturar a los que iban por delante, porque era la lucha de dos escaladores puros contra dos que no lo son. Sin embargo en el último kilómetro, en la bajada que daba acceso a meta, Bala Verde surgió de pronto, como aparecen los grandes, igual que hizo Indurain un día que Rominger se atrevió a desenfundar primero, pobre. Una vez que Valverde los cazó, ya estaban muertos; Heras lo supo pronto, Cárdenas tardó un poco más.

El balance. Nozal perdió 1:13 en la cumbre, tiempo insuficiente para pensar en la remontada de Heras, que demarró demasiado tarde, a falta de cuatro kilómetros. Sin embargo, más importante que el tiempo cedido por el líder, fue su cara desencajada, la primera constatación, propia y ajena, de su debilidad. Mañana sufrirá muchísimo en Sierra Nevada y lo volverá a hacer en Abantos. Pero a Heras le haría falta una semana más.

Por cierto, mientras se esperaba a Nozal, aterrizó en la meta Perdiguero, pionero de la posmodernidad en el ciclismo y que hoy muestra algunas de sus peculiaridades en Interviú. Lo hará junto a otros componentes de lo que denominamos gran paquete, hoy sabremos si con propiedad. Además de su capacidad para provocar, Perdi es un buen ciclista, un buen sprinter capaz de batirse con los escaladores (y los columnistas), que debería ganar el viernes en la Sierra de Madrid si hay justicia en el mundo y si Zabel se queda.

Dentro de algunos años hablaremos de la Vuelta de 2003 como el momento en el que empezó todo. Recordaremos entonces que cuando teníamos el agua el cuello apareció primero Nozal, con su rizos, y luego Valverde, al que los franceses llamarán ya Le murciano marciano, presos de su inconmensurable calidad.