Dos golazos

Por fin parece que el nuevo proyecto del Sporting empieza a ofrecer resultados. El 0-2 de Salamanca ha tenido efectos euforizantes en muchos que hasta el pasado fin de semana no veían muy claro este equipo ni esas pretensiones de hacer un cuadro de transición esta temporada. Lo que en anteriores encuentros se había quedado en atisbos se plasmó contundentemente en tierras charras.

Hasta ahora había habido buen juego, pero los resultadistas pensaban que esto era muy poco para andar por Segunda, territorio inhóspito para los experimentos. Los goles de Segovia y Borreguero fueron la guinda de la victoria y un bálsamo para muchas mentes. Fue una actuación que apuntó excelentes detalles, y que en la segunda parte mostró una notable adaptación para contener las acometidas salmantinas. O sea, se lució en ataque y luego no se extrañó el mono de trabajo en defensa de la renta obtenida. Fue la mejor victoria porque hasta Salamanca se habían desplazado muchos seguidores rojiblancos y era tiempo de que se llevaran una alegría.

El puzle que maneja Marcelino empieza a encajar. Ahora conviene no dejarse seducir por el optimismo. El domingo, contra el Las Palmas, hay que consolidar la escalada.