El inconfundible aroma canario

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El inconfundible aroma canario

El inconfundible aroma canario

Durante muchos años los futbolistas canarios, Campos, Silva, Mújica, Miguel... fueron soporte fundamental del juego rojiblanco

Durante muchos años los jugadores canarios fueron parte importantísima en la confección de las alineaciones rojiblancas. En el viejo Athletic de preguerra militaron Pepene, Cabral y González como refuerzo desesperado para evadir el primer descenso a Segunda división. Más tarde llegaron de las Islas Afortunadas Pepe Mesa, Luis Jesús Navarro y Pancho Arencibia para unirse a un Ángel Arocha, gran figura del fútbol nacional. Mesa sería el capitán del conjunto que bajo el nombre de Athletic-Aviación Club obtuvo el primer título liguero en 1940. Permanecía también Arencibia y se habían añadido Machín y sobre todo el gran Paco Campos, la gran figura rojiblanca de los años cuarenta. Campos lo tenía todo. Calidad por arrobas, presencia física, inteligencia futbolística y sentido del gol, tanto con su maravillosa pierna izquierda como con sus prodigiosos remates de cabeza. Hoy sería todo un crack mundial. Fue uno de los principales artífices de las dos primeras conquistas del título de Liga y formó en 1947 en la llamada delantera de seda. Durante esos años fueron llegando al club numerosos jugadores canarios no todos con el mismo éxito. Miranda, Olmo, Abel, Martín González, Calixto, Rosendo Hernández, Núñez, Manolo Torres, el central Polo o Méndez tuvieron poca presencia, pero otros fueron destacados jugadores del Atleti durante varias temporadas triunfales como el combativo Farias, el rematador Manolo Jorge, tío de Robi, la superclase exquisita del sorprendente Alfonso Silva, el prodigio físico y técnico de Rafa Mújica, Lobito Hernández batallador entusiasta e incansable, el gran capitán y extraordinario extremo Miguel el palmero y Agustín, un centrocampista de calidad y con gran disparo. Bajo la presidencia del marqués de la Florida fueron muchos los que figuraron en la nómina colchonera como Montes, Padrón, Antonio, Villar, Tacoronte, Pantaleón...

Otros grandes. Años después llegaron con diferente fortuna Colo, Alfonso, Correa, Julio Durán, Román, Sergio Marrero y Juanito, un defensa de extraordinario rendimiento. Por último, Valerón, un extraordinario jugador que no pudo expresar a orillas del Manzanares todo el caudal que llevaba su fútbol de gran clase. Ahora se manifiesta la tradicional calidad del fútbol canario y rojiblanco a través de Jorge Larena. Sólo tiene veintidós años y comienza su segunda temporada como jugador de la plantilla. Tiene tiempo por delante para alcanzar el estrellato pues condiciones sin duda no le faltan. Sus dos últimos goles en lanzamientos a balón parado han representado la doble victoria que figura en la clasificación del equipo colchonero. Jorge puede convertirse en el sucesor de aquellos paisanos que dejaron huella indeleble sobre el desaparecido césped del Metropolitano. Tiempo al tiempo, esfuerzo y constancia.