El Mortirolo dictará sentencia en el Giro

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El Mortirolo dictará sentencia en el Giro

El Mortirolo dictará sentencia en el Giro

Será el punto cumbre en una penúltima y explosiva etapa (121 km). Habrá tres metas de montaña y sólo una contrarreloj larga (52 km).

Como en las películas de Hitchcock, el desenlace del Giro 2004 no estará claro hasta el final, hasta el penúltimo día en el que, en sólo 121 km, se ascenderá el Mortirolo, Vivione y Presolana (a 2 km de meta). Al día siguiente (30 de mayo), paseo triunfal a Milán, pues se suprime la última contrarreloj; sólo habrá una crono larga de 52 km (13ª etapa), aparte del prólogo (7 km) en Génova (8 de mayo).

Queda por saber si, al igual que el maestro del suspense, este recorrido es capaz de mantener el interés hasta la decisiva última semana. Se ve difícil. Los organizadores han preparado once etapas llanas para disfrutar de la lucha en los sprints entre Cipollini, el veterano Rey León, y Petacchi, el nuevo príncipe de los felinos. Es bonito, pero once asaltos pueden cansar.

Para evitar el baile de líderes con las bonificaciones, hay dos llegadas en alto en la tercera y séptima etapas de nombres curiosos: Corno Alle Scale y Montevergine. Son subidas considerables (12,8 y 17,1 km), pero no muy exigentes (5,2% y 5%), que valdrán para situar a los favoritos en la general, pero con cortas diferencias entre sí; salvo a los que les pille el mal día.

Los grandes huecos los abrirá la crono, pero después de una pequeña incursión por Eslovenia y Croacia, la carrera se decidirá entre el martes y el sábado de la última semana con unas dificultades que irán in crescendo.

Especialmente interesantes son las del viernes, con subidas al Tonale, Gavia (Cima Coppi con sus 2.618 metros) y Bormio (meta final) y la del sábado, con el Mortirolo, un puerto que siempre vio ganar la carrera a aquel que salió de él con la maglia rosa.

Se prevé una nueva lucha entre italianos, con Simoni (ganador en 2001 y 2003) como máximo favorito y Garzelli (2000) y Casagrande como rivales. Pero no hay que descartar que por fin despierte nuestro Aitor González.