La obligación del mando

La obligación del mando

La responsabilidad, según nuestro diccionario de la RAE, esa que "limpia, fija y da esplendor" sin ser lejía o detergente, significa, en su segunda acepción, "cargo u obligación moral que resulta para uno del posible yerro en cosa o asunto determinado". ¿Quién es responsable de que el beticismo tenga donde tenga los congojos? ¿Quién debe entonar el "mea culpa" ante una situación alarmante en lo deportivo y ciertamente desconcertante en otros órdenes de la vida del club?

Lógicamente, y bien lo decía el presidente hace unos días, los jugadores son los que ganan y pierden partidos. Ni el entrenador ni el consejo pueden rematar los corners. De cajón. Los errores sobre la hierba son siempre de los jugadores en primera instancia, y del entrenador que los manda en segunda.

Pero el fútbol lleva años montado del mismo modo. Cuando se pierde, gritos a unos futbolistas que seguirán la mayoría sí o sí el año próximo, críticas al técnico y pañolada al palco de turno. Cuando el barco se hunde, la culpa es siempre del capitán de la nave. Y en verdiblanco, el capitán es además, teniente, alférez, brigada, sargento y cabo y si me descuido, marinería. Qué caro le está saliendo a Lopera alguno de sus empecinamientos. Y a los béticos, ni les cuento...