Comentaba esta semana Juan Manuel Rodríguez que hablar de refuerzos en invierno le resultaba una falta de respeto en la actual situación de Las Palmas. Una afirmación que va cargada de razón. Esto no significa que los directores deportivos de Las Palmas y Tenerife estén sentados en un despacho sin trabajar. Están intentando encontrar algo bueno, bonito y esencialmente muy barato. Pero hay cosas de las que no se debe hablar, porque hablar de ellas resulta hiriente, ofensivo y pertenece a lo que podríamos calificar como sinceridad destructiva. Y si encima la Federación prohíbe fichar, lo pone en bandeja para darle la vuelta a la situación y decir públicamente que se apuesta por lo que hay y que se irá a muerte con estos jugadores.   

Si yo fuera jugador y me debieran el 80% de la ficha del año pasado, además de la última nómina y oyera hablar de incorporaciones no me haría ninguna gracia. Además, ambos equipos antes de contratar a más jugadores, deben plantearse qué pesa más en la balanza, si la aportación de un refuerzo o el desánimo y desazón que provocaría una nueva llegada sin poner antes los profesionales que tienes al día.

La famosa certificación del Gobierno deberá llegar cuanto antes si quiere cumplir la función para la que estaba prevista: poder generar la liquidez necesaria para que la angustia económica no se traslade a los terrenos de juego.