LeBron James no necesita a las cadenas de televisión para vender sus productos. La nueva sensación de la NBA, el último número uno del draft, el sucesor de Michael Jordan... King James, sabe que la mejor publicidad se hace con un balón en las manos y sobre una pista de baloncesto. Y eso hizo en la última jornada. Justo, la noche antes de que la marca Nike pusiera a la venta sus nuevas zapatillas, las que han de jubilar a las famosas Air Jordan.
LeBron, en una noche mágica, conquistó los corazones de todos los aficionados de los Sixers, de todos los aficionados al buen baloncesto. Y eso que sus 36 puntos significaron la derrota del equipo local. Fue su segunda mejor anotación desde que abandonó el instituto para ingresar en la mejor Liga del mundo -hace dos semanas firmó 37 puntos ante los Boston Celtics- y, de paso, acabó con los fantasmas de Cleveland lejos de su cancha. Llevaba 34 derrotas consecutivas como visitante, concretamente desde el 12 de enero, cuando se impuso en Seattle a los Supersonics. Más de once meses. Para su consuelo, no era la peor racha fuera de casa. El récord lo siguen teniendo los Kings de Sacramento, con 43 tropiezos seguidos en las temporadas 1990-91 y 1991-92.
LeBron, que cumplirá 19 años el próximo día 30, cumplimentó sus 36 puntos (cinco triples) con cuatro rebotes y cinco asistencias. Además, esta vez no estuvo solo. Le acompañaron en tareas atacantes Eric Williams (13 puntos) y Carlos Boozer (12). Kevin Ollie, ex jugador de los Sixers, también se vengó de su antiguo equipo con 12 asistencias.
Añorado Iverson. Por parte local se echó más que nunca en falta la ausencia del lesionado Allen Iverson, que no regresará a las pistas hasta dentro de un mes aproximadamente. Sus 28,9 puntos de media por partido, que le sitúan al frente de la tabla de anotadores de la NBA, son un lastre demasiado grande para los Sixers.
Glen Robinson (18 puntos) y Derrick Coleman (15) se echaron el equipo sobre sus espaldas, pero no pudieron impedir la tercera derrota de Filadelfia en los últimos cuatro partidos. La sombra de Iverson es demasiado alargada.
