Así le ve Juan Gutiérrez

Así le ve Juan Gutiérrez

Seis etapas, dos podios, seis maillots de la montaña... Richard Virenque vive un idilio con el Tour desde que debutó en 1992 y se vistió de amarillo. Ni el ‘caso Festina’ pudo con él.

En 1999, después de ganar el quinto de sus seis maillots de la montaña en el Tour de Francia, el carismático Richard Virenque se tatuó un escorpión en una pierna. "Es el animal que más me gusta, porque sus ataques son certeros y ama el calor, igual que yo. El sol está en mí", explica este francés nacido en Casablanca (Marruecos) el 19 de noviembre de 1969.

El calor es uno de los ingredientes del Tour, una carrera a la que Virenque ha entregado su vida deportiva. En ella encuentra la motivación para seguir sacrificándose. Quizá porque en su debut en 1992, con 22 años, logró vestir en Pau el maillot amarillo en la tercera jornada de competición. Aquel día se enamoró de la Grande Boucle. Y el idilio dura.

Sólo hay que echar un vistazo a su palmarés para comprender el romance. Virenque ha ganado seis etapas, todas superando puertos míticos: Luz Ardiden (1994), Cauterets (1995), Courchevel (1997), Morzine (2000 y 2003) y Mont Ventoux (2002). También se ha subido al podio en dos ocasiones: 2º en 1997 y 3º en 1997. Y luego está su relación sentimental con el maillot a puntos, que ha conquistado seis veces (1994, 1995, 1996, 1997, 1999 y 2003), con lo que ya ha igualado el récord de Federico Martín Bahamontes y el belga Lucien Van Impe.

El caso Festina. A Richard sólo le ha faltado ganar el Tour. De hecho, tras vestirse de amarillo en 1992, únicamente volvió a hacerlo en 2003. Y, como entonces, sólo durante un día. Muchos, incluso él, creen que su Tour era el de 1998, que acabó ganándolo otro escalador: Marco Pantani. Pero el caso Festina le explotó en la cara y su equipo fue expulsado el 20 de julio, doce días después de que el masajista Willy Voet fuera detenido con un arsenal de EPO.

Virenque se resistió a reconocer que se dopaba, hasta que por fin lo hizo el 24 de octubre de 2000 durante el juicio. Aunque fue absuelto, tuvo que cumplir una suspensión deportiva de nueve meses. Pero, al contrario que Pantani, logró rehacerse como ciclista y como persona.