Historia de una confesión aterradora

Historia de una confesión aterradora

Hoy iniciamos la publicación de un testimonio aterrador con una única finalidad: poner fin a las atrocidades que se cometen en el ciclismo profesional. El ciclismo no será el único deporte en el que existe el doping, pero sí el que más abusa de él hasta las últimas consecuencias: la muerte. Constancia de lo que estaba ocurriendo ya teníamos a través de las revelaciones hechas por dos franceses: Menthéur, tras el escándalo del Tour del 98, y más recientemente por las declaraciones de Gaumont. Ahora un español, Jesús Manzano, 25 años, ciclista del Kelme, nos cuenta en primera persona el calvario por el que ha pasado. Así se fraguó su confesión.

El viernes 12 de marzo, Juan Antonio Gutiérrez llegó a la redacción con un mensaje de Manzano: "Está harto y dispuesto a destapar todo el escándalo del doping que hay en España. Nos ha elegido a nosotros por cómo tratamos el ciclismo". Se pacta una comida para el martes con el corredor. Esa misma mañana la anula y propone una reunión el miércoles en la redacción. Llega a las dos de la tarde, acompañado de Marina, su compañera. Durante tres horas habla a corazón abierto ante Alejandro Elortegui, Carmelo Ruiz, Gutiérrez y un servidor. No hay fotos, no hay grabadora, no se toman notas a petición del propio corredor. Quiere hablar antes con su abogado.

Quedamos en que al día siguiente, jueves, se grabará todo y se tomarán fotos. Pero Manzano se va de viaje. Su regreso se alarga, porque las conversaciones con su abogado se extienden hasta el lunes a mediodía. Esa noche vuelve y accede a que Jesús Rubio le haga las primeras fotos con la centrifugadora. Pero nos sigue pidiendo que mientras no grabemos su testimonio, no publiquemos nada. Ayer por la tarde se produce la grabación y ahí tienen el primer capítulo de su denuncia. Ahora, la sociedad, las autoridades competentes, no pueden permanecer ya impasibles ante la situación que sufre el ciclismo. ¿O hace falta que haya más muertes?