Hasta el día de ayer, el pelotón que participaba en la Setmana Catalana mantenía un silencio sepulcral sin ningún tipo de gesto, con respecto al relato de Jesús Manzano en las páginas de este periódico. Sólo Vicente Belda, director deportivo del Comunidad Valenciana-Kelme, había roto esta omertá para mostrar su indignación sobre el caso, cumpliendo con su papel. Pero este guión sufrió ayer una mutación, cuando todos pensaban que sería una etapa de lo más relajado, un paseo triunfal para Joaquim Rodríguez. Los corredores se plantaron en el kilómetro 0, situado en la localidad ilerdense de Solsona, y se mantuvieron inmóviles durante dos minutos.

El parón del pelotón cogió a todos por sorpresa. Ninguno quiso hacer declaraciones, simplemente se limitaron a guardar silencio con los ciclistas del Kelme en la cabeza del grupo. Fue su manera de expresar el malestar que sienten por el destape de la noticia. Fue una decisión mayoritaria, pero no unánime. Los nervios acompañaban al mutis de los corredores. En el mundo del ciclismo se ha despertado una alarma.