El ciclismo lleva muchos años bajo sospecha y, continuamente, surgen datos que confirman los aspectos deplorables de que se rodea. Tiene la ventaja, sobre otros deportes, de que cualquier control positivo de dopaje acarrea la inmediata suspensión del infractor, algo que no sucede en disciplinas más elitistas y en las que se mueve más dinero. El ciclista casi nunca tiene derecho a la presunción de inocencia. La aplicación de las sanciones por dopaje también tiene que ver con las políticas que se siguen en algunos países y con la manga ancha de ciertos dirigentes, que hacen la vista gorda a fin de que sus deportistas participen en competiciones internacionales y no se pongan en cuestión los métodos nacionales. Hay atletas a quienes se perdona y tenistas a quienes se exime del cumplimiento de la sanción que merecen, de acuerdo con las normas y la doctrina que predica el Comité Olímpico Internacional.
?Un rancio concepto del patriotismo adornó las crónicas de los especialistas cuando en el Tour comenzó la persecución del dopaje. En Francia, de acuerdo con su legislación, el mero transporte de sustancias prohibidas es delito. Jesús Manzano, ciclista expulsado del Kelme, por conducta irregular, según los dirigentes del equipo, ha confesado una serie de manipulaciones, con peligro de muerte en algunos casos, que ponen los pelos de punta. Es posible que no sea la persona que más autenticidad transmita y hasta es posible que tenga deseos de revancha, pero cuanto ha contado en AS es un escándalo que, forzosamente, ha obligado al Consejo Superior de Deportes a abrir una investigación seria sobre el asunto. Lo que ha dicho procede del conocimiento práctico de los sistemas de dopaje.
?Quizá haya quien piense que ha llenado de porquería el ciclismo. Quizá, sin embargo, es necesario que, de vez en cuando, alguien haga denuncias que sirvan para limpiar el cieno del deporte. El problema no es sólo deportivo. Más allá del fraude que supone en la competición está la vida de los ciclistas. Antes que el fair play está la salud y hay demasiados casos recientes con final de muerte.
Artículo publicado ayer en el diario La Razón
