Fue un notable jornalero del balón

Fue un notable jornalero del balón

Adriano Lombardi fue un buen centrocampista que desarrolló su carrera durante veinte años con ilusión y oficio. Después inicio su periplo de entrenador hasta que el Mal de Gehrig le jubiló.

Adriano Lombardi (Ponsacco, 7 de agosto de 1945) fue, sin militar en un grande, uno de los futbolistas más respetados en el calcio italiano en los años setenta. Era un centrocampista con buen recorrido y aceptable técnica que jugó a lo largo de veinte años y afi rma, con orgullo, que disputó "casi quinientos partidos". En ese largo periodo tuvo la suerte jugar seis temporadas en la serie A italiana. Estuvo en muchos equipos, aunque es recordado con especial gratitud por los seguidores del Avellino, donde jugó cuatro campañas, y del Como, del que llegó a ser capitán tras militar allí seis ejercicios y donde colgó las botas en 1982, año grande en Italia por el Mundial conquistado por la squadra azzurra en España y triste para Lombardi por dejar la actividad que más ha amado en toda su vida. Pero como el calcio era su pasión no quiso alejarse de él. Justo un año después de retirarse se convir tió en primer entrenador del Chiasso, equipo de la Primera División suiza. Desde entonces nunca le faltó trabajo en el fútbol modesto italiano (no llegó a entrenar en la Primera italiana) hasta que tras ser cesado en el Empoli, el 19 de abril de 1994, no ha vuelto a trabajar en lo que más le gusta. A partir de entonces, la existencia de Lombardi se ciñe, única y exclusivamente, a la lucha contra su terrible enfermedad, sin esconderse y recibiendo la solidaridad y apoyo de sus amigos, entre ellos Claudio Gentile, aquel defensa juventino que ajustició a Diego Maradona en el Mundial de España.