"Para poder jugar 70 partidos hacen falta ayudas externas"

Doping en el deporte | Aldo Agroppi

"Para poder jugar 70 partidos hacen falta ayudas externas"

"Para poder jugar 70 partidos hacen falta ayudas externas"

Aldo Agroppi, ex jugador del Torino y del Perugia, conoce bien el mundo del dopaje. Como Adriano Lombardi, hoy en una silla de ruedas, consumió Micorem y Cortex "con mucha frecuencia". "Gracias a Dios", él está sano. No padece el Mal de Gehrig, la esclerosis lateral amitrófica que ya ha matado a 32 antiguos jugadores de la Liga italiana. "He visto a muchos compañeros que no han tenido la misma suerte que yo y me da muchísima pena".

Usted asegura que en su época les administraban fármacos con 25 partidos. ¿Qué piensa ahora cuando ve a los grandes equipos jugar 60 ó 70 por temporada?

Pues que eso no es humano. Que obligan a los jugadores a buscar ayuda externa, con otras cosas que no son ni el entrenamiento ni la preparación física.

Por tanto, ¿está convencido de que existe el doping en el fútbol?

Existe. En Italia hay 12 jugadores descalificados por dar positivo, y por tanto es un hecho que el doping es una práctica en el calcio. Supongo que al igual que en Italia sucede en España, en Francia y en el resto de los países. En todas partes.

¿Sabe que en España hay un jugador, Gurpegui, que ha dado positivo hace más de un año y que sigue jugando, que aún no ha cumplido castigo alguno?

No, no lo sabía. Pero no me lo puedo creer. Para erradicar el doping es necesario que al positivo le siga un castigo inmediato y ejemplar. No se puede ser condescendiente con este problema porque, además de suponer un fraude deportivo, pone en riesgo la salud de las personas. Y con eso no se puede jugar. Hay que ser severos e inflexibles. No puedo entender que por razones burocráticas se aplace el castigo, pero si usted dice que pasa, será verdad. En Italia hemos aprendido de los errores, y eso es imposible.

En España tampoco hoy se juzga el doping por la vía penal.

Aquí también pasaba, pero hace algunos años que arreglamos ese problema. Como digo, hay que ser severos e infl exibles, y no se puede tratar el doping como un tema menor.

El doping es un asunto tabú. Sin embargo usted es un abanderado de la lucha contra el dopaje. No ha tenido problema en aparecer en televisión para denunciar el problema.

Uno de los problemas que nos encontramos los jugadores de mi época era la falta de información. El médico o el masajista llegaban con la corteza suprarrenal, el Cortex, o el Micorem, o cualquier otro producto y lo tomábamos sin más. Es cierto que eran fármacos consentidos, pero digo yo: ¿Para qué tomar fármacos si no estás enfermo? He salido en la RAI, en la televisión nacional, para hablar de esto y concienciar a los jóvenes jugadores de que el doping no conduce a nada bueno.

¿Por qué lo hacen entonces?

Porque si llegas a un nivel alto puedes solucionar tus problemas y los de los tuyos para toda la vida. Pero nadie piensa que sólo en términos económicos, y que la salud no tiene precio. Si te afecta el mal de Gehrig estás muerto. Esta es la verdad. Pero nadie piensa en ello cuando le funcionan bien las piernas y las manos.

El doping en el mundo profesional es injustifi cable, pero se puede comprender desde ese punto de vista que aduce. Ahora bien, el dopaje se está extendiendo también al mundo amateur. ¿Y eso cómo se entiende?

Al final es el mismo problema. Los profesionales lo hacen para no perder comba y los amateurs para llegar a profesionales. En esto infl uye la cultura del dinero. Es un problema muy, muy gordo.

Le preguntaba antes qué piensa de la resistencia de los jugadores de hoy en día, que juegan 60 ó 70 partidos a un ritmo muy superior al que ustedes jugaban cuando no disputaban más de 35. ¿Qué me dice de los ciclistas que hacen Vuelta, Giro o Tour: tres semanas consecutivas a doscientos kilómetros de media diaria y puertos incluidos?

Qué le voy a decir… que el doping se da en todos los deportes, pero en unos más que en otros. Se da más en el ciclismo que en el atletismo y a su vez más que en el fútbol. Pero es doping. Es una plaga que está a la orden del día. Pero no se fije sólo en el deporte profesional. Visite un gimnasio de cualquier ciudad y observe a los jóvenes hinchados como globos. ¿Es eso normal? Se están dopando y veremos los resultados a la vuelta de unos años.

Zeman, hoy entrenador del Avellino, de Segunda División, fue de los primeros en denunciar el doping en el calcio. Y cayó en desgracia.

Yo no sé las razones por las que Zeman cayó en desgracia como entrenador, pero sé que lo que dijo era verdad. Tenía razón.

¿Qué parte de culpa tienen los intereses de los clubes en todo este problema?

Mucha. Se juegan muchos partidos, demasiados, más de lo que puede aguantar el cuerpo humano, por simples intereses económicos. Se viaja de Milán a Nueva York, o de Madrid a Tokio, se juega y se regresa. Y a los dos días se vuelve a jugar. Tiene que haber ayudas…

¿Se debería ordenar ese calendario?

Se tendrían que jugar menos, muchos menos partidos. Y punto. Así de fácil.