Guariniello: "Jesús, eres un valiente"

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Guariniello: "Jesús, eres un valiente"

Guariniello: "Jesús, eres un valiente"

El ciclista madrileño dio detalles durante tres horas y media al fiscal jefe de Turín

Jesús Manzano habló, alto y claro, durante tres horas y media. "Aquí estamos acostumbrados a recibir a muchos deportistas de élite que tardan más tiempo en fi rmar su declaración que en realizarla", dijo sorprendido Claudio Salvagno, jefe de la policía judicial de la ofi cina de la lucha contra el doping y la droga de la Magistratura de Turín. Manzano confi rmó, punto por punto, ante las autoridades judiciales y policiales italianas lo que había anticipado en las páginas de AS. Estuvo seis horas en Italia y más de la mitad las pasó junto a Raffaelle Guariniello, fi scal jefe de Turín, quien al finalizar agradeció el testimonio: "Es un valiente. Su declaración nos ayudará a avanzar en la lucha contra el dopaje en el deporte profesional. En España no tienen una ley penal, pero tienen gente como Manzano dispuesta a contar la verdad; aquí es al revés: tenemos una ley pero por encima de esa ley está la omertá".

Con escolta. Manzano llegó al aeropuerto de Caselle procedente de Barajas a las 12:05 horas. En la terminal de Turín le esperaban dos policías: el propio Salvagno y su compañero, Francesco Mennino. Los dos están especializados en la lucha contra la droga y comparten despacho en el Palacio de Justicia con los especilistas de la lucha antimafi a, que aún investigan el asesinato del juez Giovanni Falcone. Están en la zona de élite en la que hay un jefe principal, reconocido por todos: Guariniello.

Manzano se presenta con un traje color hueso, moderno, y las gafas en la cabeza tratando de sujetar un fl equillo que no tiene, puesto que el corte de pelo pasaría cualquier control en el Tercio Juan de Austria, si es que la Legión estuviera en España... y no en Irak. Viene animado "como antes de una gran carrera", pero está "pulito", limpio de doping, porque hoy viene a contar lo que sabe y no a recorrer 200 kilómetros. Sin embargo, cuando todo acaba, está roto como si hubiera subido el Tourmalet. Liberado de la tensión, pero cansado casi hasta la extenuación.

Durante las tres horas de declaración sólo toma un plato de penne al pomodoro (macarrones con tomate) y una botella de agua sin gas. El mismo menú que sus interlocutores: el fi scal Guariniello (que va recibiendo folios con el testimonio del ciclista hasta un total de 70 páginas), sus dos ayudantes, los citados policías, y la traductora, una española de Almería que ha cambiado el acento andaluz por uno mucho más áspero: el acento lombardo. En el tiempo que dura la declaración, en la que Manzano responde de forma concreta a preguntas muy precisas, sólo se levanta en una ocasión: tieneque ir al baño y esta vez, pese a que la policía está cerca, muy cerca, no es para arrojar por el retrete un coctel de productos prohibidos, sino para orinar. El revuelo en la quinta planta es enorme, y va in crescendo según avanza la mañana, una mañana impropia de Turín. Se ven los Alpes con nieve, mucha nieve, pero la temperatura en la ciudad roza los 20 grados.

La prensa italiana. El corresponsal en Madrid de la agencia Ansa (la Efe de Italia) ha enviado un ser vicio a las 10:08 horas en el que se hace eco de la noticia de AS: "Manzano se encuentra hoy en Turín con el fi scal Guariniello". En poco menos de media hora, llegan al Palacio de Justicia de Turín los redactores de los grandes diarios, de información general y deportivos, de la ciudad: La Repubblica, La Stampa, Il Corriere y La Gazzetta dello Sport, además de la agencia nacional: Ansa. Es demasiado para una urbe en la que el Giro de Italia no entra, ni siquiera roza, desde 1998. "Evidentemente, porque no se atreven a pisar los dominios de Guariniello", observa uno de los ayudantes de este fi scal que se ha convertido en el paladín de la lucha contra la droga. El azote del doping en Italia y en Europa.

Raffaelle Guariniello, ayer, fue a la ofi cina de sport. A las 8:00 como siempre, pero de sport. Por la tarde se marchó de vacaciones de Pascua, y llevaba un puligan negro de lana y una chaqueta de ojo de perdiz. "Ahora aprovecharé estos días de descanso para leer con atención, entre líneas, todo lo que ha declarado Manzano. Estoy dispuesto a ayudarle en todo lo que pueda en justa correspondencia a su valor". Guariniello también promete que si se puede llegar en tren, "porque el avión me da pánico, iré pronto a Madrid". El Diario AS, a través de su director, Alfredo Relaño, le ha cursado una invitacion para asistir al Foro Ferrándiz, y de paso hará una visita al Bernabéu. Un colega italiano bromea: "La noticia más grande: Guariniello madridista". Pero el horno no está para bollos...

La declaración de Jesús Manzano es secreta, pero lo cier to es que apenas dos horas después de fi - nalizar, cuando el ciclista ya está de regreso a España en compañía de nuestro compañero Juan Antonio Gutiérrez, la agencia Ansa lanza fragmentos del sumario: "Tomábamos un polvo blanco que te cambiaba la voz,pero te hacía volar sobre la bicicleta". "Me dieron EPO, Eprex en inyecciones abdominales, nandrolona, no por vía intramuscular, sino por la boca, hormonas del crecimiento, Epargriseovit, Trigon..." En fin, nada que no hayan leído ya en este periódico pero que para los italianos "supone el testimonio directo de un afectado que corrobora lo que ya sabíamos por investigaciones secretas, pero que nadie se había atrevido a rubricar ante el fi scal".

Evidentemente es así: el último ciclista italiano que habló deesto "lo hizo con una capucha negra y la voz distorsionada, en televisión". Claudio Salvago matiza: "Sabemos quien es, le hemos llamado y no quiere reafi rmarse porque tiene miedo a la vendetta".

Sin temor. Manzano no tiene miedo, más bien todo lo contrario, aunque asegura que ha recibido amenazas de muerte: "Me dejaron un mensaje en el móvil advirtiéndome que mi vida vale 3.000 euros". En su pueblo, Zarzalejo, le quieren, le protegen y le admiran. Pero tras su declaración de ayer ni allípodrá considerarse seguro: "En España no hay narices, pero de estos italianos no me fío..." Ha dado nombres, fechas y lugares.

En un coche de la policía secreta, que se abre camino con la sirena hasta el aeropuerto, Manzano se vuelve a España con Guti, que no está para alegrías. "Vámonos que aún tengo que llegar al periódico y escribir lo que hay". En esas estoy yo, que son las contrarias de las de Guariniello: Nosotros escribimos y él lo lee. Como lo que ha leído le ha parecido grave ha llamado al testigo. Y ahora sabe más que antes de un testigo creíble: Jesús Manzano.