Torres se pone de largo

Amistoso | Italia 1 - España 1

Torres se pone de largo

Torres se pone de largo

FELIPE SEVILLANO

Se estrena como goleador y, junto a Valerón, desafía a Raúl y Morientes. Muy bien la Selección. Gol mal anulado a Helguera. Baggio tuvo y retuvo

Houston, tenemos un bendito problema: Raúl-Morientes o Valerón-Torres. Un debate excitante en la Selección. Algo con lo que discutir y apasionarnos. ¡Por fin nos sobra (es un decir) gente arriba y, por fin, nos molestó que un amistoso se acabara! Podríamos preguntarnos si no es posible un tripartito Raúl-Valerón-Torres, vamos a suponer, pero nos contestaríamos que eso es imposible. Imposible porque servidor de ustedes no es seleccionador, claro. Ni servidor ni otros varios que estamos en que, puesto que no tenemos nada que defender más o menos desde que se fue Zarra, ataquemos con todos los buenos, rompamos fronteras, tácticas y tácticos. ¡Diabólica Selección la nuestra, de todas maneras! Estábamos en que el mayor problema era el lateral izquierdo, nos llaman para homenajear a Baggio y volvemos descutiendo como nunca. Por lo visto anoche, Valerón-Torres. Pero dejar fuera al goleador de la Champions (Morientes) y al que tira del carro (Raúl), a eso no se atreve ni Camacho ni el Capitán Trueno.

El lío indica que ayer jugamos bien. Muy bien para lo que se esperaba. Jugamos, corrimos, presionamos (también los del Madrid, ¡oh!) y bailamos a Italia ¡en Génova! por momentos. No ganamos porque hubiera sido demasiado. Pero España estuvo como hacía tiempo, lo que enseña sobre todo que los amistosos contra los grandes son casi partidos oficiales que animan a los futbolistas a dar lo mejor de sí. Por eso, volviendo a Camacho, en su etapa nos medimos con argentinos, alemanes, brasileños, argentinos e italianos. Abona esta teoría que esta vez hicimos los mil cambios de costumbre, y el partido y el interés no decayeron. Y si Blatter dice que quitaría los empates, nosotros decimos que por lo visto ayer, España debería alinear entre 15 y 17 jugadores en el estreno de la Eurocopa ante Rusia para responder a los méritos de la mayoría en este último partido de verdad, antes de la hora de la ídem.

Xabi Alonso jugó una primera parte de libro. Sí, Baggio y Pirlo mediantes, lo de acogotar al adversario no existe y el chico de Periko, precioso de blanco y radiante, pudo mandar sobre el campo como un general. Morientes, a lo Mónaco, hizo de nueve y de enganche. Y bien. A Iván Helguera le anularon un gol legal a los 8 minutos, que conste. Fue lo único lamentable de un partido que empezó con la afición italiana aplaudiendo el himno español en recuerdo a las víctimas del 11-M y terminó con el estadio en pie para despedir a Baggio: ¡cómo estará Italia de arte que sigue siendo el mejor!

España agarró la pelota tras el beso inicial entre Casillas y Buffon y no la soltó en mucho rato. Tac-tactac, aquello era un monólogo. Llegó el gol de Helguera, un mano a mano que Raúl perdió ante el portero italiano, un par de achuchones de los de casa... El 0-0 con que se llegó al descanso no nos pareció justo ni necesario y nos hizo temer lo peor: les daríamos un baño y perderíamos 1-0, a la italiana, claro.

Pero no. Albelda plantó su tienda de campaña y a su alrededor el equipo fue haciendo cosas cada vez más bonitas. Se fueron unos cuantos y entraron otros, en mismo número aunque parecían más, pero el partido se puso más de ida y vuelta. Italia volvió a reencontarse con Valerón: a los del Milán, especialmente, se les cambió la cara. Apareció Xavi, un Joaquín más entonado y, sobre todo, Fernando Torres.

Hay signos en el cielo: ayer marcó su primer gol como internacional. No esperó a metérselo a Italia (recuerden que en una ocasión falló un penalti), es que los dioses del fútbol lo quisieron así: que se estrenara contra un grande de Europa y del mundo. Torres definió como un veterano el pase al hueco 789 millones de Juan Carlos Valerón al compañero que tiene por delante. Más tarde hasta le pudieron hacer penalti, al Niño me refiero. El 0-1 hacía justicia a lo que se estaba viendo, pero la justicia y el fútbol italiano son como Ronaldo y la verdura: un imposible. Italia tiene a Vieri, que ése sí que no hace nada. Nada más que meter goles, digo. Un par de minutos después del gol de Torres, le levantaron la pelota en el área y entró a cabecear a lo bestia, pobre Manuel Pablo, que estaba por allí. Estábamos en Génova, patria de Cristóbal Colón, y fue, lo de Vieri, como si a Casillas se le vinieran encima La Pinta, la Niña y la Santa María.

El 1-1 nos pareció corto para los méritos españoles, pero con estos azules ya se sabe: me recuerdan mi juventud, cuando las mamás de las niñas a las que perseguíamos les decían "ojo con los hombres, que les das la mano y te piden el brazo". Ellos, los italianos, igual: les das una ocasión de gol y te pueden hacer dos. Eso sí: desde el 94, en Boston, no nos ganan. Ojalá volvamos a vernos en Portugal. Sería en semifinales. La pera, vamos.

EL DETALLE: EL ÚLTIMO 1-1 FUE EN 1959

Este empate a un tanto en el partido considerado como la fiesta de Baggio por los italianos no se producía entre ambas selecciones desde el 28 de febrero de 1959, en duelo disputado también en tierras transalpinas. El de ayer fue el partido número 26 entre Italia y España. Los españoles ganaron en siete ocasiones, empataron en diez y perdieron en otras nueve.