Rudi Völler da la cara

Rudi Völler da la cara

"No quiero oír la palabra excusa por ninguna parte". Así empezaba su comparecencia Rudi Völler ante los medios de comunicación germanos, resoplando aún tras la paliza sufrida en el Giulesti de Bucarest. "Me he equivocado en el planteamiento", fue lo segundo que dijo, dejando perplejos a quienes afilaban ya la pregunta más dañina. Pero el técnico de la Nationalmannschaft no se esconde y, cuando arrecia el granizo, pide el balón y demuestra carácter. Incluso propósito de enmienda: "No volveré a utilizar a Jens Jeremies y Carsten Ramelow como pareja de centrales. Son muy buenos, pero en la media". Más claro no pudo ser. Alemania tuvo que remozar su equipo ante la ausencia de algunos habituales. Faltaba Christian Wörns, un fijo en la defensa; también Michael Ballack, alma del equipo por más que en el Bayern Múnich le ninguneen y acusen de una temporada desastrosa; y Miroslav Klose, el delantero del Kaiserslautern (por poco tiempo, porque la próxima temporada defenderá los colores del Werder Bremen, actual líder de la Bundesliga) a quien se encomendaron en el último Mundial gracias a su portentoso juego aéreo.

Faltaba parte importante del engranaje, pero eso no sirve para esconder un batacazo que dolió hasta en el Gobierno alemán, al que sólo le faltaba que los males del fútbol le salpicaran. Mientras Rumanía (cuya única victoria ante los germanos se remontaba al 22 de noviembre de 1967) celebra la manita ya histórica de Bucarest (5-1), Alemania busca contrarreloj remedio a los males. Atrás, Kahn encajó cuatro goles y cada vez son más quienes piden a Lehmann, meta del campeón Arsenal, bajo palos; arriba, el dúo Bobic-Kuranyi no convence (éste último huele a apuesta para el Mundial de Alemania-06 más que para esta Eurocopa) y todo hace indicar que a la hora de la verdad serán los Neuville, Klose y cía quienes tiren del carro. Un carro que, por más que chirríen las ruedas, siempre ha salido adelante. Por más baches que encuentre en el camino.