Mejor imposible

Mejor imposible

Objetivo cumplido. Notable para Moya, que se confirma como valor seguro e hizo buenos los pronósticos batiendo con solvencia a Mardy Fish, el doble tenístico de Beckham. Sobresaliente alto para Nadal, que apoyado en su superficie favorita y en el público de La Cartuja, desesperó al poderoso Roddick, que abatido, impotente y cansado, se hartó de golpear la bola con furia y contemplar cómo una y otra vez la devolvía tras carreras inverosímiles. Torero Nadal, que dio la razón al G-3 a raquetazo limpio y a quien la Copa Davis le sienta como un traje a medida. Por su carácter racial y su emotiva gestualidad. Una puesta en escena que no debe ensombrecer la variedad y la contundencia de su tenis. Todo un número uno a poco que mejore el servicio.

El tándem balear ganó el primer pulso al equipo rey de la ensaladera de plata, que puede llevarse muy mal recuerdo de la capital andaluza, que le recibió con nubarrones y un público hostil –dentro de los límites habituales en la competición- y entregado a los suyos. Con el viento a favor y sin presión saltará el doble español frente a la mejor pareja del momento: los temibles gemelos Bryan, que salvo gran campanada –sería aún más sonora que la provocada por Nadal- reducirán la ventaja española antes de la jornada definitiva. La duda radica en conocer si el G-3 volverá a apostar por Rafa Nadal para los individuales y decide darle descanso en la segunda jornada. Nada descabellado, visto el cartel de héroe que se ha colgado el chaval.

Pero no hay que desesperar, el domingo habrá ensaladera. Nadal, Ferrero o Robredo son muy superiores sobre arcilla al medalla de plata en Atenas 2004. Además, Estados Unidos no tiene margen de error y Roddick, a quien alumbra en solitario el foco en escena tras la renuncia de Agassi, debe andar buscando su confianza y su porcentaje habitual de primeros servicios por algún rincón de Sevilla. No descarten que Moyá le imponga otro correctivo.