El tenis tiene un nuevo tirano. Atiende por Roger Federer, es suizo, tiene tan sólo 23 años, acabó la temporada 2004 con tres Grand Slam (Australia, Estados Unidos y Wimbledon), ganó las últimas 13 finales que disputó, desquició a veteranos y compañeros de la generación New balls, please (Ferrero, Roddick, Hewitt...) que lanzó la ATP para relevar a mitos como Sampras o Agassi. Y todo esto lo hizo solito. Sin entrenador.
Este chico de madre surafricana y padre suizo cerró su año mágico en Houston, en la final del Torneo de Maestros, frente a Lleyton Hewitt, al que apabulló por 6-3 y 6-2. El australiano resumió muy bien la sensación que deja actualmente el juego de Federer: "Me parece que en mi vida he visto a nadie jugar tan bien. Está en otra galaxia". Una galaxia en la que no cabe el término fracaso, porque su marca de 74 victorias por 6 derrotas supone un porcentaje de triunfos del 92,5%. Es decir, que Federer se ha mostrado casi infalible. Habría que remontarse hasta 1987 para encontrar un jugador (el checho Ivan Lendl) con un porcentaje de triunfos superior al 90%.
Federer (1,85, 80 kilos, diestro), sentía admiración por Becker y también por Sampras. Precisamente el norteamericano, el último dictador, ha dado su bendición en L'Equipe al nuevo fenómeno: "Creo que puede dominar el tenis por más tiempo del que yo lo hice".
Sin embargo en la explosión de Federer hay un hecho insólito. Lleva, por ejemplo, 23 victorias seguidas frente a jugadores del Top-10 sin recibir el consejo de nadie. Es decir, sin entrenador. Federer dejó al técnico que le descubrió en el centro de alto rendimiento de Bienne, el suizo Peter Lundgren, en diciembre de 2003 y desde entonces camina solo. "Aprendí tanto que me sentí listo para valerme por mí mismo", cuenta Federer, que ha aplacado su carácter al mismo tiempo que escalaba hacia posiciones de privilegio. Tanto ha dominado este año que prácticamente cerró su posición de número uno en septiembre, un hecho insólito desde que se inauguró la era Open allá por 1968. Si el tirano se esmera aún más, no habrá forma en años de derrocarle.
Tras la estela de Pete Sampras2
Aún le queda camino por recorrer para igualar el palmarés de Sampras (14 Grand Slams y número uno seis temporadas), pero colegas como Agassi ya le comparan con él: "Tiene mejor drive y revés que Sampras y se mueve mucho mejor en la pista".
